Mar del plata llega muy floja de controles al verano

Mar del plata llega muy floja de controles al verano


En verano, la diversión nocturna aumenta en las ciudades turísticas: las discotecas y las cervecerías son los preferidos. Con mucha más gente, los controles sobre horarios, consumo de alcohol e ingreso de menores y límite de personas según el tamaño del local se complican.

“Funcionará como un gran polo gastronómico, con un foyer ligado a la actividad cultural y un gran espacio para convenciones”. En enero de 2007, Eddie Soria, entonces gerente general de La Normandina, un edificio histórico de Mar del Plata que había sido recuperado por un grupo empresario, le daba detalles al diario La Nación de cuál sería el destino de ese inmueble instalado en el corazón de Playa Grande.

 

Diez años después, poco queda de la actividad cultural o del polo gastronómico: en base a excepciones y favores políticos, La Normandina se convirtió en un polo nocturno sin control. En ese sentido, en los últimos meses la polémica giro entorno a la falta de habilitación del boliche Duque, el nuevo emprendimiento que esquiva la ley en el complejo.

 

 

Otro punto que se destaca de cara al verano es el nacimiento de la “Nueva Guemes”, el crecimiento vertiginoso de Alem en un barrio residencial fue haciendo crecer cada vez más las quejas de los vecinos. Con el paso del tiempo, las posturas fueron irreconciliables. En el 2007, Gustavo Pulti asumió como intendente y tomó una postura clara con los bares: no se podía bailar más como estaba prohibido por ordenanza y se debían respetar los factores de ocupación. Además, el horario de cierre se fijó en las cuatro de la madrugada. Con el tiempo, el jefe comunal terminó ganando la pulseada con los empresarios de la noche que invertían en esa zona de la ciudad y, de a poco, los comercios comenzaron a cerrar. Para el 2010, ya casi no quedaban rastros de la zona que se había convertido en el centro de la movida nocturna de la ciudad. Y, como era de esperar, en ese proceso se produjo una transición hacia nuevos lugares de Mar del Plata: los boliches se concentraron en Playa Grande y los bares pasaron de Alem a Güemes aunque con características muy diferentes hasta los últimos meses donde ya se advierte con claridad que los “bares de Guemes” se han transformado en boliches sin control.

 

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