El PJ construye sobre la base del 70%

El PJ construye sobre la base del 70%

Una figura clave del armado justicialista es el exgobernador pampeano Rubén Marín. El 22 de febrero se reunirá el Congreso partidario.


En el seno del movimiento peronista las aguas se agitan, pero por ahora lejos de la superficie. La misma turbiedad se puede encontrar en los contactos laterales -aún incipientes- que comenzaron a producirse a nivel de la dirigencia. Ellos aseguran que las cosas van a comenzar a ser más claras hacia el final del verano o, a lo sumo, hacia mediados de abril.

Los que frecuentan la sede de la calle Matheu -la sede del Partido Justicialista- guardan aún recelos por las consecuencias de lo que sucedió el 10 de abril de 2018, cuando la jueza electoral María Romilda Servini de Cubría intervino el Partido Justicialista, designando en lugar de José Luis Gioja al polémico sindicalista Luis Barrionuevo.

Uno de los dirigentes que dialogó con Noticias Urbanas aseguró que los beneficiarios de la medida de la jueza no buscaban poder político -al menos, no como premisa principal-, sino que buscaban, a través de la resolución “utilizar el sello partidario, apropiarse de los fondos y de la publicidad sin cargo que otorga la Justicia para los partidos políticos, que incluyen muchos segundos en radio y televisión”.

De todas maneras, aseguran que “esta elección va a ser muy austera en materia de despliegue publicitario, ya que la causa de los cuadernos ha atemorizado a los empresarios, lo que marca el fin de los bolsillos de payaso. Aún así, el PJ tiene la plata y los segundos para hacer campaña a causa de su performance electoral”.

Pero entre la dirigencia reina la convicción de que “para esta elección, el oficialismo necesita un peronismo dormido y ése era otro de los objetivos de la intervención, al otorgarles a Duhalde y Barrionuevo el poder de veto sobre algunos dirigentes, en especial a los ligados con el Gobierno anterior”.

La historia sólo relatará que hubo una intervención del PJ nacional, que luego la Cámara Nacional Electoral rechazó en segunda instancia, pero siempre los hechos son más ricos que lo que narran los escritores. “Todos los presidentes de todos los consejos provinciales del peronismo rechazaron la medida de Servini de Cubría y salieron a apoyar al presidente del Consejo Nacional. Por eso, en el Congreso Nacional del peronismo realizado el ocho de junio del año pasado en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste se logró el quórum absoluto, ya que de 917 delegados se hicieron presentes 521, cuando el quórum se lograba con 459 delegados. Y eso ocurrió contra casi todos los pronósticos. Todo el peronismo mostró así su apoyo al presidente elegido por nosotros mismos, que es José Luis Gioja”.

Así, de esta manera tan enrevesada, comenzó a construirse el proceso que llevará a la elección de 2019. El 22 de febrero próximo se realizaría -la fecha es demasiado cercana a la del Congreso del PJ bonaerense, que se realiza el día anterior y por eso podría cambiar- el Congreso del PJ nacional, en sede a designar. Allí se va a discutir esencialmente la política de alianzas, es decir, que se le va a otorgar mandato al Consejo Nacional para que construya un frente electoral.

“Va a ser un debate amplio y ríspido”, expresa otro de los dirigentes con alegría, haciendo honor al apotegma que dice que “el peronismo no encuentra felicidad en la indiferencia, por lo que su proverbial aspereza se manifestará con toda seguridad”.

Adicionalmente, el debate será la instancia en la que “se invitará a todos. El que no venga deberá hacerse cargo, porque todos tendrán la puerta abierta”, asegura el encumbrado referente.

En cuanto a las posibilidades de reunir a todos, éste se refiere al informe del responsable de la Comisión de Acción Política que surgió del Congreso de Ferrocarril Oeste, que es el exgobernador de La Pampa, Rubén Marín. Éste notificó que habló con todos los referentes de todos los sectores y sólo calificó como “irrecuperables” a dos figuras: Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey.

¿Schiaretti no?, se asombró el cronista.

Schiaretti no figuró en esa lista, confirmó el interrogado.

A continuación, éste destacó que el accionar de la Comisión de Acción Política fue el germen de la vuelta al redil peronista de una gran cantidad de dirigentes políticos y gremiales, tanto que “casi el 80 por ciento del Movimiento Obrero está hoy dentro del PJ. Fue una buen instrumento para comenzar a construir la unidad del peronismo”.

Hablando de unidad, entre los partidos aliados posibles más evidentes, el referente respondió que se encuentran Unidad Ciudadana, el Partido Solidario, Nuevo Encuentro, Forja y los movimientos sociales, entre quienes mencionó como referentes a Juan Grabois y a Quito Aragón, a los que habría que sumar “los que se acerquen de ahora en más. No es decabellado evaluar que vengan más aliados, siempre bajo el signo de la oposición a las políticas de Cambiemos”.

La evaluación que corre entre la dirigencia peronista es que “la unidad del 100×100 es imposible, pero si reunimos al 70 por ciento del peronismo, es suficiente para ganar”.

Para apreciar el peso de los actores que se mueven dentro del movimiento que creó y lideró Juan Domingo Perón, el dirigente afirmó que “en la Mesa de Acción Política está representado casi el 100×100 del Movimiento Obrero y los gobernadores que tienen la más fuerte inserción territorial. Éstos gobiernan sobre una base electoral mucho más amplia que los que no están hoy dentro del armado que está realizando el partido”.

Como último dato, cabe destacar que en las encuestas no telefónicas que se están realizando por estos días, alejados de las fechas electorales, los investigadores de mercado suelen dirigirse hacia los centros poblados y, dentro de éstos, preferentemente hacia las zonas cétricas. Este hecho condiciona los resultados en favor de quien cae en las encuestas, que es, en este caso, Mauricio Macri.

Cuando los encuestadores se aventuran en las zonas aledañas a las grandes ciudades o se desplazan hacia localidades más pequeñas, las tendencias electorales cambian, decantándose hacia resultados cada vez más favorables a la oposición.

En este panorama, la dirigencia peronista se plantea una verdad perogrullesca: nadie gana una elección sobre los errores ajenos. Es necesario construir una alternativa de futuro, que contenga las esperanzas de quienes aspiran a vivir mejor. Un proyecto político sólo puede ser derrotado por otro proyecto político. La conclusión final es que la batalla no es por quién tiene la razón sobre los temas del presente, sino por quién es capaz de gobernar mejor a la Argentina futura.

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