Alternativa Federal, el agrupamiento que crearon algunos gobernadores peronistas para incidir en la elección del candidato que compita con Mauricio Macri en las cruciales elecciones de fin de año, sigue navegando entre opciones que no otorgan la claridad imprescindible.
La primera es que, si bien tiene representación en varias provincias – hubo varios gobernadores en el acto realizado el cuatro de febrero último en Mar del Plata-, carece de un anclaje sólido en la provincia de Buenos Aires. Esta es la razón para que uno de sus referentes, Sergio Massa, oriundo del distrito, sea considerado el vocero del grupo y cierre los actos.
Aquí se expresa uno de sus dilemas. Si bien las aspiraciones del tigrense rondan en torno a su candidatura presidencial, lo cierto es que los mandatarios provinciales lo quieren chapoteando en el barro bonaerense, adonde tienen -ellos y Massa- una representación interesante, pero insuficiente. Así, éstos le marcaron la cancha en Mar del Plata, al proyectar un video con un saludo de Roberto Lavagna, antes uno de los subordinados del tigrense y hoy aspirante a ser la “prenda de unidad” y, por lo tanto, un candidato presidencial a su pesar, que espera que lo eleve al cielo el clamor del peronismo unido, que se supone que debería rogarle que presente su postulación.
Entretanto, los intendentes que aún siguen en el Frente Renovador, en su mayor parte del interior provincial, ingenuamente alientan al tigrense a que abandone Alternativa y apoye a uno de ellos para que llegue a la Gobernación bonaerense, dentro de una boleta encabezada por Cristina, la candidata que les asegura además retener sus mayorías en los Concejos Deliberantes. De todos modos, esta opción no seduce a Massa, que contempla seguir construyendo su candidatura viajando en su auto por las rutas argentinas, sabedor de la fragilidad de las aspiraciones de Lavagna.
En ese rol, el tigrense ya pasó por Miramar, Chascomús, San Miguel del Monte y planea ir en estos días a Mendoza, La Pampa, Río Negro y Corrientes. Tenía previsto incluir Chubut en su gira, pero el brote de hantavirus lo disuadió de llegar hasta Viedma.
En el acto de Mar del Plata, Massa, en su carácter de vocero de Alternativa, habló con el traje de candidato del espacio puesto, cuestionando al Gobierno nacional, a Mauricio Macri y a su política económica, lo que hace pensar que la feroz interna que divide sus aguas no hizo más que empezar.
En este sentido, coexisten en ese espacio el intendente de Tigre, Julio Zamora; la diputada Graciela Camaño; el dirigente de la UIA y diputado Ignacio de Mendiguren y el ínclito Miguel Ángel Pichetto. Todos ellos sostienen posiciones encontradas con respecto al futuro inmediato de Alternativa Federal.
Camaño y Pichetto ya anunciaron que, para el caso de que se selle un acuerdo electoral con el kirchnerismo, abandonarán Alternativa para pasar a la resistencia dentro de algún espacio político disidente. La primera anunció que “la pretensión nuestra es construir un espacio distinto, no es pegotearnos”. Pichetto dijo que no será de la partida si la expresidenta estuviera envuelta en algún acuerdo, a pesar de que hace pocos meses ésta votó favorablemente y operó otros votos para que el rionegrino fuera designado en el Consejo de la Magistratura.
Mendiguren, por su parte, manifestó que “acá lo importante no son los nombres, sino coincidir en el modelo de país que queremos”. Zamora, que fue el delfín de Massa en Tigre, de donde es el intendente, expresó que “ningún dirigente está en condiciones de poner límites a los acuerdos”. En ninguno de estos casos hubo límites al acuerdo con “todos los sectores” del peronismo, que incluyen hasta al kirchnerismo.
Los gobernadores que forman parte del espacio, por su parte, van a seguir construyendo hasta que termine en verano, quizás hasta mediados de abril y en esos días van a decidir su destino. Los Juan Manueles, Schiaretti y Urtubey, serían la oposición más cerril al acuerdo con otros sectores que incluyan al kirchnerismo, mientras que Juan Manzur y Mariano Arcioni, los más cercanos a Massa, se aprestarían a anunciar su conformidad con un “acuerdo amplio”, que sí aceptaría incluirlo.
Una vez que se hayan definido claramente los campos, recién en ese momento, todos los sectores del peronismo se sentarán a la mesa con sus territorios ya delimitados y listos para negociar. Las discusiones serán ríspidas y nadie saldrá de allí habiendo conseguido sus opciones de máxima. Se dice que es negocio cuando todos pierden y que eso es ganar, en especial cuando los daños son controlados.