En las últimas ediciones de los Juegos Deportivos Sudamericanos (conocidos como Odesur) -los equivalentes a los Juegos Olímpicos, pero sólo en el área sudamericana-, el peligro parece ser una constante. En el 2002 estaba previsto que fuera Córdoba la ciudad que recibiera los Juegos pero, finalmente, la competencia se realizó en un combinado de ciudades brasileras; mientras que el año pasado se decidió que, por problemas políticos y sociales, La Paz (Bolivia) no iba a estar a la altura de las circunstancias para poder ser la sede de los ODESUR en el 2006 y la responsabilidad recayó en Buenos Aires.
La Capital Federal fue elegida -a expensas de Cuenca (Ecuador) y Lima (Perú)- para que pueda organizar la competencia que se llevará a cabo entre el 9 y el 19 de noviembre de este año. En esta oportunidad, participarán 3.000 atletas en 32 disciplinas, de las cuales 24 se desarrollarán en la Ciudad y las ocho restantes, en la sede de Mar del Plata.
Los Odesur están un escalón por debajo de los Juegos Panamericanos, y al mismo nivel que los Centroamericanos y del Caribe. Según cuentan los entendidos se trata de una competencia ambiciosa en términos de organización, pero dificultosa a la hora de conseguir “retorno” por ingresos de publicidad.
Algunos países luchan entonces por ser sede para construir infraestructura y volver a "lanzar" su política deportiva; otros se juegan a conseguir un beneficio político dentro del escenario sudamericano; y para el resto significa la plataforma de ensayo y demostración de que se es capaz de organizar unos Juegos más grandes y con mayores réditos económicos.
Más allá de las motivaciones, el ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, decidió embarcar a la Ciudad en esta empresa con el visto bueno y aval del Gobierno Nacional. Es así que Telerman heredó este compromiso que, como se presenta actualmente, parece ser el caballo griego que le dejó Ibarra.
La organización no avanzó prácticamente nada y faltan menos de siete meses para que la Ciudad reciba a atletas de los 14 países que integran, junto a Argentina, la Organización Deportiva Sudamerica. No se han lanzado las licitaciones para adquirir el equipo técnico ni para definir el alojamiento, el transporte y la comida de las delegaciones. Tampoco el Gobierno Nacional ha cumplido en concretar la exención impositiva con la que se había comprometido para adquirir el equipamiento técnico, ya que al ser mayormente importado se encarece notablemente el costo.
Frente a estas complicaciones, el presidente de la Comisión de Turismo y Deporte de la Legislatura, Marcelo Godoy (Compromiso para el Cambio), se mostró un tanto preocupado. “Lo que se necesita para poder realizar los Juegos es una fuerte voluntad política y así vencer todos los obstáculos que se presentan en el camino. Aquí está en juego el prestigio de la Ciudad porque es la primera competencia multidisciplinaria que organiza desde la década del ‘40 y es una vidriera muy importante”, expresó.
El sciolista Alberto Pérez (Frente para la Victoria) coincidió en que “en siete meses es muy difícil organizar este evento sino se está a toda máquina” y que “hay que aprovechar los sitios ubicados en el sur de la Ciudad en los que se puedan llevar a cabo algunas disciplinas”.
Por otra parte, y aunque algunas voces afirman que lo peor que podría haberse hecho en este caso es firmar un convenio de cooperación con la Nación porque todos los emprendimientos interjurisdiccionales no caminan, para Pérez “ha sido muy bueno porque la Nación tiene más know how en esta materia”.
Desde el ARI, en cambio, alertan sobre el gasto que le implicará a la Ciudad realizar los Odesur. En ese sentido, el diputado Alejandro Rabinovich promovió una norma correctiva del decreto publicado por Telerman para que la Legislatura pueda ejercer un mayor control de los recursos. “No queremos que esto se transforme en el Mundialito ‘78. Nosotros nos comprometemos a tratar con celeridad convenios y ampliaciones presupuestarias si están correctamente formulados”, concluyó Rabinovich.
En tanto, el director Ejecutivo de los Juegos, Jorge Rozental, reconoció una serie de dificultades de orden político pero se mostró optimista. “Los tiempos de la organización no son los tiempos políticos, pero estamos trabajando fuertemente para que los Juegos se hagan en tiempo y forma”, señaló.
Rozental -quien aún no tendría siquiera una oficina para trabajar- aseguró que él se reúne directamente con el secretario General del Gobierno de la Ciudad, Raúl Fernández, corriéndose así de las múltiples negociaciones políticas que se llevaron a cabo para definir quién iba a reemplazar a Daniel Bravo en la flamante Subsecretaría de Deportes de la Ciudad. Finalmente, se decidió que la ex Dirección General estará a cargo de Claudio Andrilli. Por el macrismo de Juntos por Buenos Aires se había propuesto a Pablo Kenny (asesor del diputado Daniel Amoroso); el “Colorado” Fernández hizo lobby por Jorge Rapaport (pero impuso a Andrilli); el vilmismo impulsó a Leando Chulak y un ex director del área Carlos Fernández estuvo muy cerca de quedarse nuevamente con el cargo. Se había arribado a un acuerdo con los T (junto con la designación de Gonzalo Ruanova), pero Fernández que era sostenido por el actual superintendente de Salud de la Nación, Héctor Capaccioli, no fue sostenido por el bloque K.
Por lo pronto, el Director Ejecutivo concurrirá el martes 25 a la Comisión de Turismo y Deportes a fin de saciar la curiosidad de los diputados respecto a la marcha de la organización de los Juegos y a calmar preocupaciones varias. Asimismo, se analizará una ampliación presupuestaria de -aproximadamente- ocho millones de pesos, que se sumará a los 15 ya estipulados.
ARGENTINA LIDERA LOS JUEGOS
En lo estrictamente deportivo, hasta la edición del 2002, el gran dominador de los Juegos Odesur había sido Argentina, que siempre encabezó el medallero general. Sin embargo, Brasil decidió competir con un equipo más poderoso, ya que antes sólo participaba con atletas juveniles. Esa medida, sumada a la localía, lo colocó como el nuevo ganador, seguido por Venezuela, y relegando a Argentina al tercer puesto. De todas maneras, la Argentina lidera el medallero general con 1515 medallas, de las cuales 635 son de oro, 472 de plata y 408 de bronce. Brasil se encuentra en el segundo puesto con un total de 772 condecoraciones.