La expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, sigue confirmando por estos días su centralidad (aunque no su exclusividad) en el armado del futuro esquema peronista, cerrando acuerdos, dialogando con sectores ajenos al kirchnersimo y desmintiendo algunas versiones que la situaban en una actitud autocelebratoria e impermeable a otros actores que en el pasado estuvieron alejados o directamente enfrentados con ella.
En la noche del miércoles 20 de febrero, por caso, se reunió con el senador santafesino Omar Perotti, que busca ser el candidato peronista a gobernador de su provincia. Para cerrar el acuerdo, Cristina se comprometió a encolumnar al kirchnerismo provincial tras su candidatura.
Ahora sólo quedan en carrera -además de éste- la exvicegobernadora María Eugenia Bielsa y el massismo. De esta manera es casi seguro que la fórmula que encabezará el rafaelino se completará con una mujer. Si hay acuerdo con Bielsa, ésta será su acompañante, pero si esto no ocurriera, es posible que la senadora María de los Ángeles Sacnum sea su coprotagonista. Los que no acuerden competirán el 28 de abril en las PASO con sus listas y sobre esos resultados se armará las definitivas.
En San Juan, el 10 de enero se hizo público el acuerdo logrado -tras ríspidas negociaciones- entre los líderes partidarios Sergio Uñac y José Luis Gioja, por el que el primero será el candidato a la reelección, bajo el manto del Frente Todos.
Las listas de candidatos incluirán a postulantes de todos los sectores que conformaron la alianza, que incluye a unas 40 agrupaciones de toda laya. No sólo eso, sino que Uñac desistió de continuar formando parte de Alternativa Federal, el sello que alberga al anticristinismo, de la mano de los gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Manuel Schiaretti y del inefable senador Miguel Ángel Pichetto. En el acuerdo quedó asentado que Uñac apoyará al candidato peronista que surja de los acuerdos nacionales.
En La Rioja, el actual gobernador Sergio Casas concovó a una consulta popular que lo habilitó para ir por su tercer mandato consecutivo salteando las limitaciones constitucionales. En esta ocasión, la expresidenta tuvo el gesto de mantenerse prescindente en la interna entre el mandatario y su antecesor, Luis Beder Herrera, al que había apoyado en primera instancia, apoyo que después retrotrajo para lograr la unidad.
En Río Negro, por su parte, excluido Pichetto de toda posibilidad de acordar con quienes no repudien a la expresidenta, se lanzó ya la fórmula que competirá con el actual gobernador Alberto Weretilnek, si es que éste logra superar el cuestionamiento judicial. La fórmula estará integrada por Martín Soria y la senadora rionegrina exARI Magdalena Odarda, una veterana luchadora que cuestionó en el pasado la intrusión del magnate inglés Joe Lewis en los caminos públicos que conducen al Lago Escondido.
En Neuquén, por su parte, la fórmula que competirá con el MPN y Cambiemos estará conformada por el exintendente de Cutral Có, Ramón Rioseco y por Darío Martínez, que unificaron las listas del PJ y el Frente Neuquino. Enfrentarán al actual gobernador Omar Gutiérrez (MPN), al intendente de la capital, Horacio “Pechi” Quiroga y al vicegobernador Rolando Figueroa, que rompió con el MPN y buscará su oportunidad por fuera del antiguo partido que formaron en 1961 los hermanos Elías y Felipe Sapag .
En Tucumán, el gobernador Juan Manzur, preocupado por la adhesión de su contrincante, José Alperovich a Cristina y anoticiado por sus propios encuestadores de que la expresidenta mide casi 48 puntos en su provincia, decidió unirse también a ella y alejarse de Alternativa Federal. La paradoja es que Manzur fue uno de los creadores de esta federación de gobernadores que termina de abandonar. No sólo eso, también fue también el organizador de la puesta en escena de Alternativa, en un acto que se realizó en la capital de su provincia el último 17 de octubre.
En Entre Ríos, las cosas estaban complicadas en un principio, dado el enfrentamiento que separa al gobernador Gustavo Bordet de su antecesor -y kirchnerista de la primera hora- Sergio “Pato” Urribarri. Cristina, tras una reunión con Urribarri sostenida en la propia sede del Instituto Patria, logró lo que parecía imposible: la suspensión de las hostilidades y el compromiso de ir todos juntos en las listas para enfrentar a la opción de Cambiemos en la provincia, que posiblemente encabece el actual ministro del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio.
El acuerdo fue que Urribarri desistiera de ser candidato en las listas provinciales, por lo que sería recompensado figurando en el futuro en las listas de diputados nacionales, en la elección que se realizaría en octubre.
En La Pampa, por otro lado, que fue la primera provincia en lanzar su etapa electoral, Cristina logró unificar las listas de Unidad Ciudadana y el PJ, aunque en la capital provincial no se pudo evitar el enfrentamiento y el resultado fue el triunfo de su candidato, Luciano Di Nápoli, que batió al peronista Jorge Lezcano. En la noche de su victoria, apareció por el búnker de Di Nápoli el postulante peronista a la gobernación, Sergio Ziliotto, para felicitar al militante de La Cámpora, lo que aseguraría que la conjunción de UC y el PJ continuará en octubre.
En Tierra del Fuego, venía urdiéndose exitosamente un acuerdo entre la gobernadora Rosana Bertone y el intendente de Usuahia, Walter Vuoto, pero el intendente de Río Grande, Gustavo Merella -Vuoto es de La Cámpora y Melella de Forja- dinamitó el pacto anunciando su intención de competir por la Gobernación. En los próximos días, Cristina terciará en esa disputa, con intención componedora.
En Chaco, la cosa es entre dos viejos enemigos íntimos. El actual mandatario, Domingo Peppo, planea ir por su reelección, bajo la atenta supervisión del jefe del peronismo provincial, Jorge “Coqui” Capitanich, que se refugió en este período en la intendencia de la capital provincial, Resistencia. Allí difícilmente exista un acuerdo, aunque el Coqui maneja el aparato y las encuestas previas le dan el triunfo. De todos modos, nadie gana un partido sin jugarlo.
En San Luis, el conflicto intrafamiliar entre el actual gobernador, Alberto Rodríguez Saá y su hermano y exgobernador Adolfo escaló en el último tiempo hasta límites inesperados. De los dos, el primero se encuentra más cercano a Cristina, en tanto que el expresidente provisional argentino prefiere un juego político más cercano al peronismo tradicional, adonde ha cosechado una gran cantidad de amigos, como el expresidente Carlos Saúl Menem.
Los antecedentes presentan un panorama de una pelea a todo o nada, que hasta ha repercutido en las redes sociales, en las que ambos hermanos se cruzaron fuertes acusaciones. De todos modos, el Adolfo trabaja en el Senado en un interbloque con la expresidenta, o sea que no está dicha la última palabra con respecto a la terminal nacional con quien se alinee el ganador de esta pulseada, descontando que el Alberto se alinearía con ella.
En Córdoba, el actual gobernador, Juan Manuel Schiaretti, no tiene por ahora un contrincante de envergadura, por lo que lo más posible es que alinee tras de sí a todos los sectores para enfrentar a Ramón Mestre, posible triunfador en su compulsa contra su correligionario Mario Negri, ya que maneja el territorio.
El acuerdo interno del peronismo no está firmado, porque al no haber posibilidades de resolución del conflicto con un enfrentamiento, Schiaretti sería el que ponga las condiciones. Rubén Marín, el coordinador de la Comisión de Acción Política del PJ nacional, no cuenta al cordobés entre los “irrecuperables”, en donde ubicó a sólo dos dirigentes: Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto.
En cuanto al colectivo de Alternativa Federal, del cual son cabezas algunos gobernadores, la realidad indica que se irá deshilachando por peso propio, ya que su creación es un recurso de los mandatarios provinciales para conservar el poder en sus propios territorios.
El desdoblamiento -y adelantamiento- de las elecciones provinciales apresuró los contactos y los acuerdos, al acercar los cierres de listas. De todos modos, hacia el fin del verano o quizás a mediados de abril, todos, una vez consolidados, volverán la vista hacia el candidato que mejor mida para la elección nacional. En ese momento se van a definir las alianzas importantes y la fórmula capaz de llevar al peronismo a la victoria. Por de pronto, en el día en que esta nota se publica, el peronismo bonaerense armaba su congreso para definir alianzas y programas. El siete de marzo -si no hay modificaciones- se reunirá en Congreso Federal del PJ, para definir lo mismo, pero a nivel nacional.
Antes de mayo, todo lo que se diga es aleatorio. De todos modos, entre la siembra se está llevando a cabo en los días que transcurren hoy y aquella cosecha habrá una indudable correspondencia, más allá de las operaciones políticas y antipolíticas (léase judiciales) que se desarrollen hasta entonces.