No es tiempo de valientes, es la hora de los radicales.
Desafiar a la mesa política de Mauricio Macri tiene consecuencias inmediatas. A Marcos Peña, amo y señor de las decisiones presidenciales y electorales, no le importa que el fuego amigo opere por su propia supervivencia, o para cotizar a la jefa bonaerense, pensando más allá de diciembre. Con la economía a los tumbos y en el tope de las preocupaciones de los argentinos, el círculo más cerrado del poder de la Rosada trabaja además para desactivar otras bombas.
Despejaron ya las dudas sobre la reelección y desecharon de raíz la alternativa que, con María Eugenia Vidal a la cabeza, fomentaban por algunos “guapos” desde La Plata. Ahora ese grupo de dirigentes bonaerenses deberá acostumbrarse al plan de la Rosada de tener a un Macri “muy activo” en el distrito, inaugurando obras públicas. El Presidente, quien se apareció de “sorpresa” por el retiro espiritual de la gobernadora, para dejar claro que el candidato será él y nadie más que él, advierte que una ruptura con el radicalismo podría desatar un espiral negativo, inmanejable para las aspiraciones de un segundo mandato.
Ahora, mejor tarde que nunca, según algunos integrantes del ala política, el Gobierno les ofrecerá a sus aliados radicales un menú difícil de desechar: poner el candidato a Vicepresidente y tomar un peso real en la toma de decisiones sobre la gestión y la campaña nacional.
Así es que el próximo lunes podría concretarse el encuentro entre los “radicales con derpo” con el Presidente de la Nación y su círculo cada vez más cerrado. Con Jaime Durán Barba más activo que nunca y la mesa chica buscando el equilibrio con María Eugenia Vidal y Rodríguez Larreta, ahora están interesados en una apertura distinta con el radicalismo ante la necesidad de la coyuntura, a pesar de que un sector interno amenaza con romper la alianza en la convención partidaria, aún sin fecha en el calendario, para armar una alianza con Roberto Lavagna.
La Residencia de Olivos será el epicentro de un encuentro al que solamente están invitados el jujeño Gerardo Morales, el correntino Gustavo Valdés y el mendocino Alfredo Cornejo, también titular del radicalismo y el único de los tres sin posibilidad de reelección.
El grupo que hasta ahora concentraba todas las decisiones transita una metamorfosis kafkiana, que podría cortar una máxima de sus manuales electorales, la que decía que una mujer del riñón acompaña a Mauricio Macri en la fórmula. Ese crucial tema quedaría sujeto a la decisión de los correligionarios, en el marco de la negociación política de la próxima semana.
También ahí hay otros interesados en meter la cuchara, como Enrique Nosiglia, que volvió a la Casa Rosada para verse por separado con Marcos Peña y con Rogelio Frigerio, el único de la vieja ala política que mantiene su influencia y un diálogo directo con el Jefe de Gabinete y también uno de los más convencidos acerca de moderar a los radicales.
En la nómina para la Vicepresidencia, desplazando a las propias Carolina Stanley y Patricia Bullrich, aparecen desde Martín Lousteau, el favorito de Nosiglia; el propio Cornejo y hasta el cordobés Mario Negri, que satisface el paladar fino de la otra aliada, Elisa Carrió, que de todos modos no tendría que bajar su candidatura en Córdoba porque la decisión final se tomaría después de esos comicios.
“Nosotros consideramos que la fórmula hay que abrirla. Que debe ser una alternativa seria, porque no nos sobra nada. Podría fortalecer el músculo de la campaña nacional. Nosotros no queremos que haya ningún tema tabú en la reunión y que podamos hablar de todos los temas. Estamos dispuestos a conversar lo de la Vicepresidencia, para que la ocupe algún radical con volumen político y que nos sume. No estamos cerrados a nada”, aseguraron a NU desde un importante despacho de la Casa Rosada, donde también advierten que ya no es solamente la economía la principal preocupación para un segundo mandato. También son los radicales, estúpido.