“Todos mienten”, la cínica (y realista) frase del médico de la serie televisiva House para describir a sus pacientes, es lapidaria. Esa frase es el primer disparador para definir la versión oficial sobre el tiroteo entre policías federales y bonaerensese que ocurrió el viernes 29 de marzo y dejó un comisario muerto y dos policías heridos, además de producir el descabezamiento de la DDI de Avellaneda-Lanús. Pero ésa es solo la punta del iceberg. “Los planes nunca funcionan como uno ha previsto. Siempre se van a pique en cuanto se dispara el primer tiro”, dijo en “El inductor”, Lee Child y eso es exactamente lo que sucedió.
Las primeras pericias confirman otro dato que derrumba la versión del enfrentamiento: el comisario de la Bonaerense muerto tiene siete disparos y todavía no se encontraron disparos de los efectivos de Provincia. O sea que quedó claro que el comisario fue fusilado y que los casi 14 disparos salieron de las armas de los federales.
En estos casos, a la investigación judicial se le suman investigaciones de las fuerzas de seguridad involucradas en el hecho. Noticias Urbanas dialogó con una alta fuente de la Policía Federal, que desarticuló la versión y echó luz sobre lo sucedido.
“El tema fue el siguiente: sectores del Ministerio de Seguridad de Nación -algunos involucran hasta a la propia ministra Patricia Bullrich y a otros funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Provincia- necesitan dinero para comprar cierto equipamiento a Israel para realizar tareas de seguridad interior. Se llegó a hablar de equipos de alta tecnología. Como no confiaban en la Agencia Federal Inteligencia (AFI) y tampoco en Gendarmería y Prefectura, se decidieron por utilizar a efectivos de la Federal y de la Bonaerense, algo que se hizo a espaldas de los jefes”, comenzó relatando el uniformado consultado por este medio.
La versión que dio la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se cayó a pedazos
Según esta versión, los jefes se hubieran negado a avalar o firmar algo que tuviera que ver con recaudar dinero a través de actividades poco claras o ilícitas. La droga siempre ronda estas cuestiones. Y todos saben que el narcotráfico es una fuente de recaudación. El tema habría continuado de la siguiente manera. “Los dos grupos que coincidieron en Avellaneda comenzaron a recaudar cada uno por su cuenta, pero hubo un problema, el comisario asesinado se habría quedado con un dinero que no debía. Eso selló su suerte. Por eso, ese viernes a la noche los federales fueron con el objetivo de matarlo. Cómo lo convencieron de ir hasta ese lugar o quién lo entregó, todavía sigue siendo un misterio”, dijo el policía federal a este medio.
Pero no todos creen que el comisario se quedara con toda la plata que les birlaba a los demás. “Esa plata iba para otro”, aseguró otro uniformado. El exasesor del ministerio de Seguridad, Jorge Rodríguez, agrega otro dato clave sobre el accionar de los federales en el tiroteo: “Respecto de los supuestos 12 federales que participan en el enfrentamiento -aparentemente fueron algunos más- varios de los mismos o todos carecían de chalecos anti balas. Esto contradice las directivas y normas respecto de los procedimientos y eventuales enfrentamientos, máxime si se sabe previamente que del otro lado hay efectivos policiales incursos en los delitos”.
Esto tiene una explicación: como fueron a matar, trataron de quitarse toda identificación posible.
La trama se clarifica. El problema es que detrás del enfrentamiento que no fue se oculta un plan difícil de digerir. Igual que el plomo de las balas que se dispararon esa noche.
