Gracias a la Ley de Identidad de género, promulgada en el 2012, Tito, de tan solo 5 años, realizó la rectificación de género de su partida de nacimiento e inició el trámite para tener su nuevo DNI convirtiéndose en el persona trans más joven del país en realizar el trámite.
En 2013, Luana, de 6 años, había sido la primera nena trans de la Argentina, y del mundo, que el Estado reconoció derecho a una menor de edad sin judicializar el trámite.
Tito, como él mismo decidió apodarse, fue con sus padres y su hermana Isabella (de 8 años) a realizar el trámite en el Registro Provincial de las Personas de Mar del Plata, también lo acompañaron abuelos, tíos, docentes, amigos, e integrantes de la Asociación por un Mundo Igualitario (AMI) que desde el año pasado acompañan tanto a él como a sus papás con asesoramiento legal y psicológico.
“Princesa no, caballero”. Con esa definición, cuando apenas tenía dos años, Tito le manifestó por primera vez a su familia su disconformidad con la identidad que se le había adjudicado por tener genitales femeninos.
El trámite era tan simple como importante. La rectificación de género en su partida de nacimiento que le permitirá recibir su nuevo DNI en poco más de una semana. “Quiero que en mi documento diga que me llamo S…“, le dijo a la empleada que lo estaba atendiendo cuando le hizo estampar su “firma”, publicó La Capital.
Tito es el nene trans más chico de Mar del Plata en obtener sin juicio al Estado al cambio de género en su DNI. Claudia Vega, la abogada que acompañó a su familia durante todo el proceso administrativo, remarcó la importancia de la Ley de Identidad de Género tanto como la importancia de que el Estado la ponga en práctica.
“Hay que seguir acompañando su inserción de la ley en la sociedad y una participación del Estado más activa: no se conocen las identidades trans y se cuestionan estas infancias cómo si no supieran manifestar cómo sienten”, dijo la letrada al diario. “Si no cuestionamos a los niños y niñas heterosexuales, no tenemos por qué cuestionar otras identidades. Hay que destacar que son infancias felices y lo seguirán siendo en la medida en que sean respetadas sus identidades”.