La fidelidad del voto de Lavagna y el posible nocaut en octubre

La fidelidad del voto de Lavagna y el posible nocaut en octubre

Opinión


Nunca hubo tercios, pero sí una tercera vía, quizás menor en cuantía pero significativa desde lo político ante dos gobiernos consecutivos que generaron altos niveles de rechazo.

El cierre de frentes nos trajo dos importantes sorpresas en espejo, que tenían reservadas para la ocasión la ex presidenta Cristina Fernández y el actual mandatario Mauricio Macri. Ambas movidas fueron bastante similares, buscando ampliar base y consensos, con operadores de buen nivel y alcance político, y atacando la franja que ocupaba la alicaída “ancha avenida de medio”.

El primer análisis de las mismas es que fueron dos golpes de efectiva iniciativa política. La irrupción a la candidatura presidencial de Alberto Fernández fue de alto impacto y solo se opacó cuando irrumpió en escena el pase del senador Miguel Pichetto a la fórmula del oficialismo. El clásico ajedrez de jugadas intercaladas y contestatarias.

El segundo dato es que los dos comieron del mismo plato: la desintegración absoluta de Alternativa Federal, una jugada a la que contribuyeron Sergio Massa y Roberto Lavagna y luego ejecutada con absoluta frialdad por Juan Schiaretti una vez que la misma ya no pudiera perforar la polarización. Los dos dirigentes de mayor peso en el cierre -sacando a Alberto- provinieron de la mesa de cuatro que integraron Alternativa.

¿Podrá Roberto Lavagna con el salteño Juan Urtubey, el tercer mosquetero de dicha mesa, afianzar hacia el futuro el espacio que alguna vez fue alternativa en minúscula?

Esa es la pregunta del millón y hacia donde van a ir dirigidas todas las miradas de las dos grandes coaliciones en esta etapa previa a las PASO. Su destino en la primera vuelta será la variable de ajuste del sentimiento y la racionalidad popular respecto al resultado que obtenga esta fuerza en las PASO.

Qué porcentaje será al que acceda Consenso 2030 en dicha PASO, y qué nivel de fidelidad tendrá ese voto cuando está absolutamente claro que gran parte de sus votantes son conscientes que con esa decisión podrán inclinar la balanza para uno u otro lado en octubre, y lo que es peor de manera definitiva, o sea por cuatro años.

Si el sector que declama “ni Macri ni Cristina” realmente existe en las urnas como alguna vez en el imaginario político y periodístico, el fenómeno será recordado de mala manera por alguna de las dos grandes terminales de la política argentina, ya que quizás provoque el triunfo en primera vuelta de una de esas variantes.

Recodemos que eso sucede con más de 40% de los votos con 10 de diferencia o con un 45% seco, más un voto.

¿Cómo crecería más la democracia argentina? ¿Es importante eso?

La respuesta y la responsabilidad la tienen mayoritariamente los votantes de Lavagna y Urtubey.

El liberal José Luis Espert pinta para ser más previsible, sin capacidad más que testimonial. O sea en las PASO él y luego Macri. La izquierda, que es el otro protagonista podría intentar evitar en segunda vuelta otro gobierno de Macri, o abstenerse en modo “revolucionario”

Hagan juego señores.

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