Vetó a a casi todas las candidatas que le fueron proponiendo. Es verdad, que la relación entre Martín Lousteau y Horacio Rodríguez Larreta nunca fue buena, pero el trabajo político que realizó el Jefe de Gobierno porteño había dado sus frutos al lograr la alianza con la UCR Capital y de esa manera convertir a Lousteau, de rival a aliado. Sin embargo, los vetos de Lousteau provocaron enojo en el Pro porteño.
Según supo Noticias Urbanas, el líder de Evolución fue vetando a las distintas candidatas que el Pro propuso, desde Carmen Polledo, Cornelia Schmidt-Liermann, Patricia Bullrich, Marta Varela y Victoria Morales Gorleri, solo para citar algunos de los nombres que se barajaron.
Lousteau puso muchas condiciones, pero una de las fundamentales fue que no quería ninguna mujer provida y que estuviera en contra del aborto. La influencia de su mujer, la actriz y militante feminista Carla Petersen, fue determinante en este tema.
Lousteau también quería que lo acompañara una mujer joven.
“Lo que Martín no entendió es que esto es una alianza y que el segundo lugar le correspondía al Pro y por lo tanto, la candidata debía ser elegida por la fuerza que en la Ciudad lidera Larreta”, le dijo un legislador porteño a este medio.
Entonces, apareció nuevamente Larreta para llevar tranquilidad y hacer una movida que traiga, por lo menos por un tiempo, calma. Decidió que la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat porteña, Guadalupe Tagliaferri, sea la compañera de Lousteau en el Senado.
“Guadalupe fue la única que aceptó”, le dijo un funcionario porteño a NU.
Larreta priorizó por encima de todo, la alianza con Lousteau y evitó así una pelea. Aunque desde el lado de Lousteau aseguran que los vetos no fueron tantos.
El Jefe de Gobierno tenía otros planes para su ministra. La quería en la Legislatura, era la que podía encabezar la lista, o en algún lugar de gestión. Tagliaferri es muy buena para eso. El Senado no parece el mejor lugar para ella.
“Guadalupe tiene un perfil muy activo y de gestión”, agregan desde su entorno.
Además, con su decisión evitó que la sangre llegue al río y calmó el enojo de varios dirigentes del Pro.
En el futuro de Tagliaferri hay muchas dudas, algunos creen que podría asumir su banca y luego renunciar, pero no hay definido sobre eso.