Las jugadas de Miguel Pichetto y Alberto Fernández parecían que traían nuevos aires en las dos coaliciones que se disputarán el poder por los próximos cuatro años. Ambas decisiones fueron bien vistas por buena parte de los seguidores de los dos máximos líderes que tiene nuestro país y hasta de algunos neutrales. Pero las propuestas que a priori reflejan los cierres de listas que se plasmarán en la noche de este sábado hacen poner un gran signo de interrogación sobre el futuro que se avecina. Sobre todo con el país que tenemos hoy.
Quizás la Ciudad de Buenos Aires sea una excepción tanto en el oficialismo como en la oposición. La inclusión de Martín Lousteau y de Matías Lammens le pone un condimento diferente a lo habitual. La suma del radicalismo con su figura más taquillera a nivel nacional además del socialismo y la inclusión del progresismo en todos los niveles en la propuesta del Frente Todos, marca una tendencia hacia la ampliación de ambos espacios, sin tenerle miedo a escapar de la pureza de la propuesta tradicional. Apostaron a mejorar, a crecer.
Desde el gobierno nacional, un Marcos Peña recargado, punteó hasta la última ficha de ese espacio. No hubo decisiones en la voz de lo que se llama puertas adentro el “ala política”. Ni Pichetto hizo pie, le dieron migajas.
La provincia de Buenos Aires por tener casi el 40 por ciento del padrón nacional y características en su geografía y su gente tan particulares, genera una tensión especial antes de cada proceso electoral. De ese modo, más allá de alguna “frutilla” como María Luján Rey los nombres que presentará el oficialismo responden a una continuidad enmarcada en el macro Cambiemos, a la que solo María Eugenia Vidal podría hacer triunfar habida cuenta de la gravedad con que la crisis se siente en grandes zonas de esta provincia, particularmente en el conurbano.
Las decisiones que tomaron Federico Salvai y Jorge Macri fueron la de abroquelar la fuerza propia, no sumar y apostar a repetir la epopeya, y encima les tocó cobijar la jugada de Alberto Assef, un intento de proscripción que nada tiene que ver con lo que pregona la gobernadora. Eso es típicamente la vieja y mala política en toda su expresión. Y puede tener cola y efectos secundarios. Las decisiones políticas de ningunear a Emilio Monzó y a Daniel Lipovetzky entre otros son opinables pero parecen de un desagradecimiento y encono muy particular.
Por el otro lado,Todos es un desorden casi absoluto, lidiando con el caos, donde Máximo Kirchner (en contacto con CFK) trató de conformar a la Cámpora, a los intendentes, a los sindicalistas, los movimientos sociales y a los distintos espacios políticos, dejando -como es lógico- demasiados heridos en un panorama complicado que veremos cómo se recompone si eso sucede. Ver ambulancias más adelante.
La unidad en el peronismo tiene un precio, hasta para el propio Perón, y es el de dejar en el camino a buena parte de los leales para premiar a quién parece que aporta más al proyecto común. El tema es que el tamaño del peronismo y sus aliados es mucho más grande que los lugares expectantes, y por eso es un partido que se equilibra estando en el poder nacional y no lo logra fácilmente desde el llano. es muy desprolija la lucha por el poder en el territorio y también en las oficinas donde se encuentran as “lapiceras”. Es por eso que para no tener problemas cara a cara todo el cierre se maneja a distancia y en soledad. En este caso la fuerza es de los Kirchner, algo de De Pedro y algo de Fernández y bastante poco de Massa. Y se acabó.
El “slogan” de ni Macri ni Cristina era una opción que quedará para el futuro -quizás 2021 o 23- ya que fue pulverizada en el último mes por quienes debían llevarla adelante o eso decían hasta hace muy poco. Hoy se los ve involucrados en algún sector de la grieta o siendo funcionales a cualquiera de los dos polos.
La ambulancia del oficialismo está mejor equipada y es más nueva, y tiene al Estado como respaldo. Tendrá que hacer la diferencia que no lograron hacer las políticas y las listas en la provincia, donde se define -y en simultáneo- buena parte de esta elección. Atento al corte aquí. El peronismo siempre deja huecos y el poder es demasiado tentador cuando llega preciso. La ambulancia de Todos no tiene la potencia intacta, aunque parte con cierta ventaja respecto de la otra por la miseria que hay, solo que no tiene (hablamos en miles) tantos heridos para ir a buscar. Son víctimas distintas los perdedores de las internas. El país -con más de lo mismo- tendrá un palo a palo que se definirá en los detalles. Quizás de pelota parada. Y con VAR.