En la primera jornada del proceso oral por la muerte de la periodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin, la anestesióloga Nélida Inés Puente declaró y responsabilizó a su colega, el endoscopista Diego Bialolenkier, quien prefirió no hacer declaraciones aunque sostuvo su inocencia y dijo que contestará todas las preguntas que quieran hacerle más adelante. Ambos están acusados de homicidio culposo.
“En mis 35 años de profesión ningún paciente sufrió una perforación [en el esófago]”, indicó Puente ante el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº 8, Javier Anzoátegui. Y agregó –según consignó La Nación– que pese a todos sus intentos de recuperar la vía aérea de la paciente, el cuadro era tan grave que no lo logró.
Según indicó la médica, el estudio transcurría bien hasta que la crisis se desató cuando a la periodista se le salió el dedal del pulsiómetro -que Puente calificó como algo normal- y ella se acercó para acomodarlo. En ese instante rozó el abdomen de la paciente y advirtió que “estaba hinchada como un tonel”. “Le grité a Diego [Bialolenkier] y le pedí que sacara el endoscopio de inmediato”. Prendieron la luz y vieron el cuerpo hinchado, contó. Pensó que se trataba de una reacción alérgica por la gran hinchazón del rostro de la paciente. Pero pronto “crepitaba la zona de la mandíbula, tenía aire en los tejidos y los labios se empezaron a poner cianóticos”.
En cuanto intentó hacer una laringoscopia para poder ventilarla vio que la zona estaba llena de sangre. “La lengua, las amígdalas, estaba todo completamente desfigurado. No podía ver nada, por lo que aborté la maniobra de intubación”, dijo. Para entonces, continuó, ya habían llegado una cardióloga y el equipo de terapistas, que le indicaron que le colocara una máscara laríngea.
Consultada acerca de cómo ingresó el enorme caudal de aire al cuerpo, Puente indicó: “Hoy puedo decir que entró por la perforación esofágica”. Y agregó que quien insufla aire es el endoscopista. Acerca de la mecánica de la lesión, señaló: “Lo único que había ingresado a la vía digestiva era el endoscopio”.
Por su parte Enrique Sacco, pareja de Pérez Volpin, remarcó que ella se sentía bien antes del estudio. Que no tenía enfermedades previas e, incluso, el día anterior había ido por sus propios medios al baño, tenía un suero conectado al brazo, y de camino se puso a bailar con el pie que sostiene al suero.
El momento más emotivo de la primera jornada del juicio –que podría extenderse por dos semanas, durante la feria judicial- fue cuando Sacco contó cómo los médicos le anunciaron la muerte de su pareja. “Nunca le pude dar la noticia a los chicos [a los hijos de Pérez Volpin], simplemente los abracé y lloramos”, dijo, con la voz entrecortada. Luego, enfatizó su reclamo de Justicia.
También declararon los peritos forenses de la Corte Suprema Roberto Víctor Cohen, Alejandro Félix Rullan Corna, Miriam Hebe Matoso, Héctor Nicolás Papagni y Santiago Maffia Bizzozero. Los forenses comentaron las principales conclusiones de la autopsia: “Hubo una perforación instrumental del esófago, que estaba sano y se produjo una hemorragia”, indicaron. Además, señalaron que no se detectaron patologías preexistentes y sostuvieron en sus testimonios que la “gravedad de las lesiones no se podía revertir”.