El director de la consultora Opina Argentina, Facundo Nejamkis, considera que una de las claves a tener en cuenta el domingo será la diferencia que obtenga el primero con respecto al segundo. Esa distancia definirá el tono, el planteo y hasta la filosofía de la campaña para las generales de octubre.
Otro factor, apunta el analista, pasará por el porcentaje que obtenga el postulante más votado, para el caso de que alguno alcance los 40 puntos. Finalmente, Nejamkis cree que la batalla nacional se definirá mayormente en la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más grande del país, donde la gobernadora María Eugenia Vidal enfrenta al mismo tiempo la amenaza de Axel Kicillof y el arrastre negativo de la figura de Mauricio Macri.
-¿Cuáles son las claves a tener en cuenta las PASO del domingo?
-Hay tres factores fundamentales. La distancia que haya entre el primero y segundo, porque ésta es una elección de dos o tres momentos, que son las PASO, la primera vuelta y el eventual ballottage. Por lo tanto, la distancia que haya entre el primero y el segundo será determinante para saber qué características puede tener la competencia por la elección general desde el 12 de agosto hasta el 27 de octubre.
Luego, mas allá de la ventaja entre primero y segundo, será importante mirar qué valores alcanzan éstos. En términos de incertidumbre electoral, no es lo mismo si terminan en valores parecidos a los de Esteban Bullrich de 2015 (alrededor de 35%) o si alguno de los dos supera los 40 puntos porcentuales. Eso marca una diferencia muy importante.
El Gobierno ha instalado inteligentemente la idea de que aún derrotado -a corta distancia- puede llegar a celebrar, teniendo como antecedente la elección de 2017, cuando empató en las PASO y después ganó.
En tercer lugar, miraría con mucha atención la provincia de Buenos Aires. Es un distrito clave por varias razones. En primer lugar, concentra la mayor parte del padrón, pero al mismo tiempo ahí se juega la competencia a gobernador de Buenos Aires, que va a ser determinante también para la elección general y el eventual ballotage. La fuerza que corra con más ventaja en la elección a gobernador, también va a correr con más ventaja en la elección nacional.
-¿Córdoba también será determinante para Macri y Fernández?
-Hay un montón de distritos, como Córdoba y Santa Fe, donde habrá que observar con mucha claridad los valores que consiga cada una de las fuerzas políticas y cómo descuentan en relación a los resultados del año 2015. No es lo mismo para Alberto Fernández sacar en Córdoba los 19 puntos que obtuvo Daniel Scioli hace cuatro años que llegar a 30. Y no es lo mismo para el Gobierno sacar en la provincia los 30 puntos de 2015 que sacar casi 40. Habrá que prestar atención a todos los distritos en particular. Me refiero a Buenos Aires no sólo por la cantidad de votos, sino por el valor simbólico que puede llegar a tener quién se imponga en ese distrito como candidato a gobernador de Buenos Aires.
-¿Puede darse un escenario en el que los dos candidatos principales se muestren como ganadores?
-El que gane va a festejar. Pero creo que el Gobierno ha instalado inteligentemente la idea de que aún derrotado -a corta distancia- puede llegar a celebrar, teniendo como antecedente la elección de 2017, cuando empató en las PASO y después ganó, o la de 2015, cuando perdió las primarias y la general, pero ganó en el ballottage.
El Gobierno está parado en un escenario donde una diferencia menor no es tan grave. El Frente de Todos está obligado a ganar para poder festejar. Una victoria por estrecho margen le va a dejar un sabor amargo, aunque creo que el escenario aún sigue abierto para los dos. No es que va a quedar resuelto, como en 2015 o 2017. Me parece que es un escenario distinto y que va a quedar abierto para la primera y segunda vuelta.
-¿Cree que será efectiva la campaña de Gobierno para que la gente vaya a votar?
-Es muy difícil pronosticar cuánta gente va ir a votar, porque no sólo depende de la movilización que haga el Gobierno, sino también de factores tan inciertos como el clima. Es imposible saberlo. En principio, no están dadas la condiciones para movilizar a los votantes como en la primera vuelta de 2015.
