Tras el triunfo de Alberto, la CGT le pidió al Papa que beatifique a Evita

Tras el triunfo de Alberto, la CGT le pidió al Papa que beatifique a Evita

El Consejo Directivo de la central emitió formalmente el pedido al arzobispo de Buenos Aires que de aceptar, presentará el pedido a Francisco.


El domingo por la noche se produjo el milagro. Tras casi cuatro años de oscuridad y luego de que se confirmara el triunfo en las elecciones presidenciales del candidato del peronismo Alberto Fernández, un grupo de trabajadores del Ministerio de Desarrollo Social y Salud volvió a iluminar el mural del rostro de Eva Perón en el mítico edificio MOP.

A los pocos días de ese hecho, la Confederación General del Trabajo (CGT) le solicitó a la Iglesia iniciar el proceso de beatificación de Eva Perón a través de una carta que enviaron al Cardenal Mario Poli, en el marco del centenario del nacimiento de Evita.

Este jueves, el Consejo Directivo de la central obrera emitió formalmente el pedido al arzobispo de Buenos Aires que de aceptar, presentará el pedido al Sumo Pontífice.

La carta enviada a Poli fue firmada por los secretarios Jorge Sola, Julio Piumato, Carlos Acuña y Hector Daer y manifiesta: “A cien años de su nacimiento, superadas dilaciones y divisiones inconducentes para el bien común, cundo su figura y obra han alcanzado el justo valor trascendente que poseen para nuestro pueblo y para todos los pueblos del mundo con sed de justicia, solicitamos que nuestra Iglesia acompañe el sentir popular y la coloque en los altares oficiales para felicidad de nuestros fieles y santos”.

El arzobispo de Rosario, Monseñor Eduardo Martín, ya había dicho que el pedido de la CGT “es legitimo”, pero que previamente la Iglesia “debe juzgar si se dan las condiciones para iniciar un proceso de beatificación”.

El primer paso de las causa de beatificación debe ser iniciado en la diócesis donde murió el candidato, en este caso, Buenos Aires, y debe ser apadrinada por el obispo diocesano y por un postulador.

La etapa conocida como “fase diocesana” de una causa puede demorar decenas de años, y se basa en la presentación a la Santa Sede de un informe sobre la vida y las virtudes de la persona. La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, examina el informe y dicta un decreto diciendo que nada impide iniciar la Causa (Decreto “Nihil obstat”), convirtiendo a la persona en “Siervo de Dios”, el primero de los pasos hacia la santidad.

Una vez que el Vaticano emite esa resolución, el obispo diocesano dicta el decreto de introducción de la causa del ahora Siervo de Dios. Cuando se obtiene la designación de “Siervo de Dios”, la fase diocesana empieza el camino hacia la declaración de “Venerable”, que comprende cinco pasos. La primera etapa es el proceso sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios, en la que un Tribunal Eclesiástico «ne pereant probationes», designado por el obispo, recibe los testimonios de las personas que lo conocieron. La segunda etapa es el proceso de los escritos, en el que una comisión de censores, señalados también por el obispo, analiza la ortodoxia de los escritos del Siervo de Dios.

En el paso siguiente, un relator de la causa elabora el documento denominado “Positivo”, que debe incluir además testigos de las obras de la persona candidata, así como de los ejes de su obra y vida. Luego, una Comisión de Teólogos consultores discute el “Positivo” y pasa sus conclusiones a un grupo de cardenales que elaboran la propuesta que, en la quinta y última etapa, llega a manos del Papa, para que eventualmente dicte el decreto de Heroicidad de Virtudes para que el Siervo de Dios pase a ser considerado Venerable. Este camino puede demorar también varios años, según el impulso que se le a la causa.

Recién entonces el Papa puede firmar el decreto de beatificación.

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