El expresidente boliviano Evo Morales denunció que al menos 30 personas han muerto en su país víctimas de la represión a las protestas desatadas tras el golpe de Estado.
”Desde el lunes [18 de noviembre] hasta ayer [19 de noviembre] tenemos cerca de 30 muertos a bala, esta masacre es parte de un genocidio de lo que ocurre en nuestra querida Bolivia”, dijo el exmandatario en conferencia de prensa en la Ciudad de México.
El líder boliviano denunció en un hotel de la Ciudad de México, que “la Plaza Murillo (en la ciudad boliviana de La Paz) amaneció rodeada de tanques”.
En su mensaje ante decenas de periodistas, denunció a grupos de la oposición que “no respetan a la vida”.
En ese marco, indicó que sería bueno que se celebrara un “diálogo nacional”, con una agenda abierta con el fin de que “paren las confrontaciones”.
“Vamos a un dialogo nacional, en base a la Constitución, para acabar con la violencia”, subrayó el líder indígena.
El exmandatario de Bolivia denunció que la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el secretario general de esa organización, Luis Almagro, apoyaron el golpe que él denuncia en Bolivia.
En su abierta crítica al secretario general y al organismo, Morales propuso “cambiarle nombre a organización de Estados del Norte y no de América, eso es la OEA”, en alusión a EEUU, país al que considera parte de la conspiración en su contra.
Además, Morales reiteró que su salida de la presidencia y su exilio en México son resultado de un golpe de Estado.
El expresidente llegó acompañado del excanciller boliviano Diego Pary, y ambos fueron recibidos en la calle por unos 50 manifestantes, que apoyaron a Morales con gritos de “¡no estás solo!”.
Mientras que el exmandatario hablaba en México, el Gobierno de facto de Bolivia anunciaba que presentará una demanda internacional contra Morales por supuestos delitos de lesa humanidad, acusándolo de alentar bloqueos que privarían de alimentos a las ciudades.