La denuncia por abuso sexual presentada el viernes contra el exgobernador tucumano y actual senador del Frente de Todos, José Alperovich, por parte de una empleada del Senado de la Nación que, además, es su sobrina, comenzó a tener impacto institucional. La senadora por Tucumán Silvia Elías de Pérez (Juntos por el Cambio), solicitó a la Presidencia de la Cámara Alta que se active el “Protocolo para la Prevención e Intervención en Situaciones de Violencia Laboral con Perspectiva de Género en el ámbito del Poder Legislativo Nacional”, que rige desde octubre de 2018.
El viernes mismo, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, ordenó que se pongan en marcha los procedimientos contemplados en ese protocolo, que establece distintas pautas para proceder en protección de las víctimas de violencia laboral, lo que incluye al “acoso y/o agresión sexual”.
Como primera medida, la sobrina de Alperovich que lo denunció por violación fue retirada del despacho donde prestaba funciones, que es el de la senadora nacional del Frente de Todos Beatriz Mirkin, quien también es familiar del exgobernador tucumano.
La joven se presentó el viernes en los tribunales penales de la capital tucumana para denunciar por el presunto delito de violación al exgobernador tucumano, quien es primo de su padre. La joven de 29 años relató que los abusos ocurrieron entre fines de 2017, cuando se sumó al equipo de trabajo de Alperovich en el marco de la campaña electoral, y mayo de 2019.
La víctima también hizo una presentación, a través de su abogado, ante la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Buenos Aires, dado que los abusos sexuales habrían ocurrido en ambos distritos. Además, la mujer solicitó que se le asigne una custodia de la Policía Federal o de la PSA y que se dicte una orden de restricción de acercamiento contra Alperovich.
Paralelamente, la joven publicó una carta abierta en lo que contó detalles escalofriantes de los abusos que sufrió. “No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe. El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quien fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre de 2017 hasta mayo de 2019”, expresó la víctima en una larga nota.