A horas de asumir el mandato presidencial, Alberto Fernández y su equipo económico termina de establecer las prioridades para comenzar su gestión y delínea un paquete de medidas que apuntan a reactivar el consumo. También hay otras que tienen que ver con el congelamiento de tarifas y aumento de impuestos.
Lo primero que hará Fernández como presidente, sería declarar la emergencia económica. Lo cual favorecería la adopción de determinadas medidas.
La idea en el futuro gobierno del Frente de Todos es alcanzar un consenso, por intermedio de una mesa de negociación, que permita una relanzamiento de “Precios Cuidados” para llevar algo de tranquilidad a los bolsillos de la gente.
En materia de tarifas, en principio se implementaría un congelamiento por algunos meses sobre la electricidad y el gas. Y la voluntad es que ninguna de las prestadoras de servicios tome “la decisión de subir tarifas sin una consultar con el gobierno”.
El sábado, Sergio Lanziani fue designado como futuro secretario de Energía, y será él, bajo el mega ministerio de de Producción que comandará Matías Kulfas, el encargado de monitorear las negociaciones y las tarifas de los servicios públicos.
El paquete de medidas económicas inmediatas contempla también el pago de un bono de Fin de Año, sin mayores detalles, un incremento en el salario mínimo, en jubilaciones y también en los planes sociales.
La suba de algunos impuestos es otra de la variables que se manejan en el equipo económico, algo para lo cual deberían acelerar ya que no al Congreso no le queda mucho tiempo para sesionar.
En ese sentido, Bienes Personales sería el tributo elegido para “retocar” y hacer que la actual alícuota de 0,75% pase al doble o tal vez un poco más. Algunos especulaban con que se lo llevara incluso hasta cerca del 4,5%, pero por el momento es eso, especulaciones.
Donde se aplicaría la mayor reforma, en cuanto a incremento, será en las retenciones, tanto del campo como a la minería, el petróleo y hasta no se descarta la carne. La idea es recaudar unos 2 mil millones de dólares adicionales y que permitirían volcarlo a programas para combatir el hambre y ayudar a los sectores de menores recursos.