El gobierno que empezó el pasado 10 de diciembre tiene un enorme desafío por delante. Las graves distorsiones económicas de la macro y su correlato doméstico, además de la deuda pública externa con el FMI y los bonistas privados, requieren de un movimiento de extrema destreza en el tratamiento de la sumatoria de los problemas.
Pero este gobierno detectó de entrada que detrás de los números e índices de destrucción de empleos y del PBI, existían fisuras crecientes en el tejido social que hacían que las prioridades del quehacer diario y de cualquier negociación que encarara el gobierno, debería contener la solución paulatina, continua y directa de ese problema al que Fernández bautizó tristemente con una sola palabra: “Hambre”.
Y un día el Excel en lugar de mostrar en su planilla a los números fríos, mostró la cara humana de los mismos. Y eso pintó una tragedia que se expresó en las PASO.
La unidad como herramienta básica desde lo social, la democracia como la manera más legítima de gobierno y de la conquista de la equidad para las oportunidades y derechos, un país federal e igualitario, sin los subsuelos de mugre acumulada en años en instituciones demasiado importantes para ello, casi carcomiendo al propio sistema.
Cuando un gobierno acierta en el diagnóstico con las prioridades, las urgencias y los lineamientos generales que deben regir la convivencia en paz y más justa, plantea las mejores herramientas para transformar las profundas raíces de los males que nos destruyen hace ya muchos años.
Al pueblo le queda la esperanza de que se cumpla la mayor parte de lo prometido el martes pasado, ejercer el control para que el Gobierno no se aparte de ese camino y aportar para que cada escalón que se logre subir sea para nunca más descenderlo.
La política metió la cola esta vez con fuerza e inteligencia. derrotó sin problemas a quienes no la tuvieron en cuenta jamás. Sólo basta con mirar a la región para ver que soplan otros vientos en la Argentina. Ojalá que duren y se concreten para el bien de todo el pueblo argentino.
No va a ser fácil pero un día había que empezar.