Ropa limpia, negocios sucios

Ropa limpia, negocios sucios

Cuando parecía que ese paraíso del negociado de tierras públicas que es la Corporación Antiguo Puerto Madero -Sociedad Anónima- había cumplido sus fines y se disponía a ser liquidada, un mago misterioso frotó vara y ¡¡plin, caja!! una carta de intención firmada entre funcionarios nacionales y de la Ciudad le otorgaron 150 hectáreas más.


A las 170 hectáreas que le fueron adjudicadas a la Corporación Antiguo Puerto Madero Sociedad Anónima, se le sumarían 150 hectáreas más -60 manzanas en el sur y 90 en el norte-, con lo cual el barrio de Puerto Madero se conectaría con el Riachuelo y llegaría hasta la Costanera Norte. Los terrenos corresponden a lo que se conoce como Isla Demarchi y al antiguo Proyecto Retiro. Con esta suma de tierras se intenta lograr la supervivencia de la Corporación Antiguo Puerto Madero, que ya cumplió con su misión y debería disolverse en poco tiempo más.

La Corporación Puerto Madero fue creada para favorecer los intereses de las grandes empresas inmobiliarias. Es una sociedad anónima -que no es auditada por nadie- que diseñó el barrio, según la propia Margarita Charrière, "como un amanzanamiento de la ciudad", ignorando intencionadamente los más elementales criterios urbanísticos, tanto que ni siquiera posee un centro comercial dentro de sus terrenos.

La subsecretaria de Espacio Público y Desarrollo Urbano, Margarita Charrière, heredera del depredador urbano Enrique García Espil, considera que "lo que se llama Isla Demarchi, o sea, las tierras hacia el sur, si bien es un área que está ocupada, es una ocupación que nunca fue urbanizada, fueron una cantidad de actividades que se fueron localizando allí, muy heterogéneas y que probablemente no encontraban lugar en la ciudad para su implantación. No existía una normativa, no existía un trazado y se fueron localizando a lo largo del tiempo en ese lugar. Entonces, para mí es una visión de algo que todavía no tiene una estructura urbana y que necesita dársele una estructura e incorporarla a la ciudad".

En cuanto al futuro de estas tierras, que terminan de serle adjudicadas a la Ciudad de Buenos Aires, Charrière declaró que "nosotros estamos viendo cuáles serían los elementos o las actividades necesarias para la ciudad y qué condiciones deben cumplir para estar ahí y cómo sería ese nexo, cómo debería darse ese nexo entre el desarrollo de Puerto Madero y La Boca. O sea, debería haber una continuidad, o una igualdad de desarrollo con la misma lógica".

De esta manera, funcionarios nacionales y funcionarios del Estado porteño comienzan a pergeñar una nueva estafa contra los habitantes de esta ciudad, disponiendo discrecionalmente de valiosas tierras, que serán negocio para unos pocos mientras que los más se verán privados de su disfrute. Esto pasa cuando los funcionarios se apropian del patrimonio del pueblo y "olvidan" que sólo son administradores de las propiedades públicas.

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