El fiscal Carlos Stornelli fue procesado este miércoles por el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, porque entiende que el fiscal fue parte de operaciones ilícitas vinculadas con espionaje ilegal en colaboración “con actividades propias de la fiscalía y en connivencia con el fiscal”.
El juez considera que Stornelli formó parte de una organización criminal clandestina compuesta por numerosas personas, entre ellas agentes inorgánicos y orgánicos de la AFI, y que los objetivos fueron políticos, judiciales y económicos. Ramos Padilla dejó constancia que corresponde la prisión preventiva porque estuvo rebelde ocho meses y porque hay riesgos procesales, pero que –por ahora– respeta la inmunidad que tiene por el cargo de fiscal. De todas maneras le prohibió salir el país, le fijó un embargo de diez millones de pesos y volverá a evaluar la prisión preventiva si la Procuración lo termina destituyendo.
El procesamiento es por el delito de asociación ilícita, violación de la ley de inteligencia, coacción e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Según Ramos Padilla, el fiscal se “valió de ‘espías’, con quienes intercambiaba información sobre supuestas líneas de investigación, pero promoviendo denuncias asentadas en esa ilegalidad; buscando disuadir a abogados molestos (caso Ubeira), al tiempo que usaba esa relación y los métodos ilegales para cuestiones personales (caso Castañon)”.
El magistrado tomó en cuenta y dio por probados varios casos:
* D’Alessio armó carpetas que luego se presentaron como anónimas en la fiscalía de Stornelli en la causa de la compra de Gas Natural Licuado. La causa del GNL fue clave para meter presos a Julio De Vido y Roberto Baratta y luego se utilizó para armar la causa de las fotocopias de los cuadernos, que se la quedaron Claudio Bonadío y Stornelli con el argumento de que los cuadernos eran parte del expediente GNL. La causa empezó a naufragar después de una pericia fraudulenta del perito David Cohen, hoy procesado por falso testimonio agravado. En la vivienda del falso abogado se encontraron registros muy anteriores a la aparición de las carpetas anónimas y en esos registros se planteó la necesidad de “judicializar” documentación obtenida de manera ilícita. En el momento del naufragio de Cohen, hicieron aparecer la documentación y D’Alessio en persona se ofreció “voluntariamente” a declarar. Es decir que el falso abogado no se presentó de manera espontánea como se afirmó en el acta labrada por Stornelli, sino que hubo un plan previo. Toda esa secuencia es parte del procesamiento dictado al fiscal.
* La investigación ilegal al ex marido de la actual esposa de Stornelli. “El fiscal es quien pide y D’Alessio quien busca la información sobre Jorge Christian Castañon. Lo que incluyó la frase en un intercambio en el que D’Alessio le contestó a Stornelli: ‘vos decidís si lo corto en USA o acá’, es decir, plantarle droga en la valija”. Se trata de la utilización de espionaje ilegal en un tema personal, sin que tenga ninguna relación con una causa judicial. El juez sostiene que Stornelli admitió haberle pedido a D’Alessio la investigación ilegal, aunque lo justificó en una cuestión de violencia de genero, pese a que Castañón está sobreseído en esos casos que no fueron de violencia de genero sino de supuesta violencia familiar. Hoy Castañón tiene un régimen normal de visitas con sus hijas y se va de vacaciones con ellas, de manera que la defensa de Stornelli quedó en la nada. Peor aún, reconoció el encargo ilegal que le hizo a D’Alessio.
* Respecto del denunciante original de la causa, Pedro Etchebest, el juez detalló la forma en la que se hizo la extorsión. En forma pública, en entrevistas, D’Alessio creó el ambiente de que Etchebest estaba implicado en irregularidades en la compra de GNL y aportó a la “puesta en pánico” de Etchebest sugiriendo que iría a prisión. Ese clima es el que permitió luego la extorsión, alimentada por el encuentro entre Stornelli y D’Alessio en Pinamar, en plenas vacaciones del fiscal. La síntesis es que “se utilizó la estructura ilegal para crear la ilusión de un severo peligro de pérdida de la libertad y ofrecer los servicios ilegales para conjurar ese peligro”. En otras palabras, le hicieron creer a Etchebest que lo iban a meter preso y luego D’Alessio le exigió dinero para salvarlo. Hay un mensaje del falso abogado al fiscal en el que le dijo: “de Pedro me ocupo yo personalmente de avanzar con ese sujeto”. Esa es otra base del procesamiento.
* El armado de una cámara oculta al abogado José Manuel Ubeira. Stornelli niega que le haya encomendado esa tarea ilegal a D’Alessio, pero el juez transcribe un mensaje enviado el 28 de diciembre de 2018. El mensaje que le mandó D’Alessio a Stornelli dice lo siguiente: “yo llego el 6, le hago la cámara oculta y la presento en tu fiscalía por un tercero”. La prueba parece lapidaria y se engancha con una operación que le estaban haciendo a Ubeira porque éste mantenía diálogo con el arrepentido Leonardo Fariña y había alguna chance de que Fariña cambiara su testimonio. Grabando a Ubeira querían demostrar que estaba intentando una especie de complot con Fariña. Como el supuesto complot no existió, no pudieron grabar la cámara oculta pedida por Stornelli.
* El caso del espionaje ilegal en Montevideo y una supuesta organización terrorista. Stornelli escribió en un mensaje, “me interesa”, pese a que D’Alessio le envió material ilegal, cámaras ocultas, tomadas a ciudadanos comunes del vecino país. El falso abogado le dijo a Stornelli que se trataba de una “embajada paralela de Irán en Uruguay” y que “Macri te va a premiar por esto”. En verdad lo que buscaba D’Alessio era sacar de la cancha a dos o tres empresas que competían en el rubro petrolero sindicándolas como parte de un aparato terrorista de Irán. Ramos Padilla considera que es una prueba más de que Stornelli permitió y amparó el espionaje ilegal de D’Alessio, porque el falso abogado le mandaba material y Stornelli no hizo nada. O más bien lo contrario: alentó el espionaje y se disponía a armar una causa.
Ramos Padilla enumeró las veces que el fiscal eludió la declaración indagatoria, con maniobras que las querellas consideraron dilatorias y de obstrucción de la causa. En concreto el juez afirma que la rebeldía es un indicio de que se eludió a la justicia y que el fiscal, en su vinculación con D’Alessio, mostró sobradamente capacidad de alteración y obstrucción de causas. La conclusión es que correspondería la prisión preventiva, pero que no se dicta por la condición de fiscal de Stornelli. Sin embargo, dice el magistrado, que volverá a considerar la prisión preventiva si el trámite en la Procuración remueve los obstáculos que impiden ahora la detención de Stornelli.