La situación en Rosario está muy cxomplicada. Dos jefes policiales de la ciudad de Rosario que habían asumido sus cargos hace 21 días fueron desplazados de sus funciones por el ministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Saín, tras una seguidilla de 12 homicidios que se registraron en los primeros 9 días del año, 8 de los cuales estuvieron vinculados de manera directa al narcotráfico.
Los relevos de la cúpula policial rosarina fueron dispuestos luego de que en los primeros nueve días de 2020 se produjeran 12 asesinatos en esa ciudad, ocho de ellos vinculados directamente con el narcotráfico, dijeron fuentes vinculadas a las investigaciones de esos episodios.
En el mismo lapso se produjeron dos ataques a tiros a edificios públicos, una modalidad de agresión que ya emplearon en varias oportunidades grupos narcos locales como “Los Monos” y el liderado por el ladrón de autos Esteban Lindor Alvarado.
Se trata del jefe de la Unidad Regional II de Rosario, comisario mayor Claudio Romano, y el de la Agrupación Unidades de Orden Público de la policía de esa ciudad, comisario inspector Marcelo Mendoza, quienes para el titular de la cartera de seguridad provincial, Marcelo Saín, “no cumplieron con las expectativas ni siguieron con la línea de trabajo indicada”.
El puesto de Romano estará ahora a cargo de quien era su segundo en la UR II, Danilo Villán, aseguraron fuentes del Ministerio santafesino.
En cuanto al cambio en la cúpula policial de Rosario, desde la cartera que conduce Saín se informó que “Romano y Mendoza no cumplieron con las expectativas y no siguieron la línea que había bajado el ministro en cuanto a las políticas de seguridad pública”.
Por su parte, el jefe de la Policía de Santa Fe, Víctor Sarnaglia, manifestó en declaraciones a Télam que “lo único que garantiza la continuidad en el cargo es la productividad” y agregó que “por problemas de la operatividad se lo desplaza a Romano”.
El jueves, previo a su relevo, Romano había atribuido la creciente violencia que produjo 12 homicidios en los primeros nueve días de enero a “una guerra” entre bandas dedicadas a la venta de drogas.