El longilíneo ex secretario de Seguridad durante la gestión de Patricia Bullrich, Eugenio Burzaco, se fue a la Patagonia de vacaciones poseído por un anticipo de la nostalgia que lo iba a embargar cuando cediera sus prerrogativas. Entonces, el exfuncionario se llevó su querida camioneta y no sólo les solicitó a las nuevas autoridades que le fuera abonado el precio del combustible fósil (flaco favor le hace a la lucha contra el calentamiento global), sino que le ordenó a su chofer que lo fuera a buscar al aeropuerto de Bariloche, adonde arribó en un vuelo de línea.
El problema es que, a más de cometer un acto de abuso de sus prerrogativas al utilizar un vehículo oficial para la holganza, Burzaco tenía además vencida su licencia para su utilizarla, ya que dejó de ser funcionario el diez de diciembre último. De todos modos, su solicitud de que se le pagara la nafta fue denegada, pero el lance se lo tiró, más allá de su altura.
El funcionario utilizó, precisamente, el argumento de que es “muy alto” para justificar el uso del vehículo en tiempo de receso laboral, aunque su éxito en el rubro combustibles haya sido más bien un fracaso.
El periodista de C5N Pablo Duggan fue el que denunció al exfuncionario, al que criticó duramente, puntualizando que “parece un abuso para aquellos del PRO, que siempre declamaron que venían a cambiar la política” y por esa razón consideró que “es una vergüenza como usan los bienes del estado para vacacionar”.