Es urgente que dejemos de mirar a la cuarentena como una opción entre salud y economía. El hecho indiscutible que la pandemia no se disparó en la Argentina es lo que le permite al Estado diseñar un plan para que levantemos la persiana de nuevo.
Poner primero el foco en el virus fue el orden lógico ante un peligro cuya capacidad de lastimar potencial era y es absolutamente desconocida.
La cuarentena y las medidas de prevención evitaron un daño que no podemos calcular pero que podría haber sido muy grande. Nunca podremos saber con exactitud el tamaño de la tragedia que evitamos.
Solo hay que ver el deterioro que causó en países del primer mundo, que cuentan con mayor tecnología y recursos, para dimensionar el impacto que puede tener en un país como el nuestro, que aún esta en la búsqueda de la estabilidad y el desarrollo productivo.
La pandemia sirvió para hacer evidente la necesidad de reforzar el sistema de salud. Cada día de evolución lenta del virus fue utilizado para apuntalar hospitales y contratar más profesionales especializados para atender la crisis ante un pico de contagios.
El trabajar en una red de emergencia que funciona para la salud genera el espacio que permite enfocarse en otras cuestiones. Vemos los efectos terribles de una economía sin actividad. Con la pandemia estrictamente vigilada se puede trabajar en encender una economía que está apagada.
La cuarentena es la medida más poderosa entre las posibles, para mitigar los riesgos ante la hipótesis de una catástrofe sanitaria. Ese es el partido que venimos jugando los argentinos hasta ahora. Verlo así es alentador, por una parte provoca temor y al mismo tiempo aclara el panorama.
Se podrían planificar la apertura de actividades y seguir controlando la pandemia porque se fabricó, entre todos, la tranquilidad para hacerlo.
Hay motivos para ser optimistas. El pueblo argentino está demostrando que todos los días da la pelea, que hace el esfuerzo enorme e imprescindible para que estemos todos trabajando en equipo.
Cómo nunca antes, el Estado trabaja coordinado en todos los niveles y cruzando las diferencias políticas. El desafío es seguir trabajando juntos ahora que se inicia la enorme tarea de levantar al país.