La cultura atraviesa un momento muy difícil desde hace años, pero se agravó con la pandemia. Debido a la crisis económica que generó el desembarco del coronavirus, cinco centro culturales tuvieron que bajar las persianas y cerrar, debido a que no pudieron costear los gastos, siendo la gran mayoría espacios autogestivos.
Se trata de Espacio 33, Casa Indómita, Ambigu, La Gran Jaime y Cultural Freire. Entre los que caminan sobre la cuerda floja y luchan por poder reabrir se encuentra Espacio Oeste.
El primero en cerrar fue el Cultural Freire, ubicado en Ramón Freire 1090 en el barrio de Colegiales, el 30 de mayo lo anunciaron en sus redes: “La crisis que nos afecta se ha llevado por delante a muchos, nosotros hemos podido resistir en absoluta soledad y silencio hasta hoy. Sabemos y entendemos que la cultura no es prioridad para quienes pueden auxiliar, también que no somos los únicos ni los primeros, pero ha llegado un momento en que no es posible seguir acumulando pérdidas y nos vemos obligados a cerrar con todo lo que eso conlleva, principalmente para nuestros colaboradores, pero también para nuestros clientes, artistas, músicos, técnicos, proveedores”.
En el barrio de Boedo, a fines del 2015, nació Espacio 33, ubicado en Treinta y Tres Orientales 1119. Un lugar autogestivo, con muchas actividades con una platea para 35 espectadores, que si debe reducirla por los protocolos es inviable. Macarena Trigo, una de las creadoras contó a BAE Negocios: “Nadie que tenga un teatro tan chiquito consigue sacar un sueldo para sus empleados. Imposible pagar casi $50.000 en gastos mensuales cerrados. En diciembre festejamos que pudimos sobrevivir a los últimos cuatro años, toda nuestra historia estuvo atravesada por la falta de políticas culturales que nos apoyasen. Durante dos años, hicimos espectáculos a la gorra para que no dejaran de venir. Estamos triste, por haber tenido que cerrar por esta situación insólita e inesperada, es un duelo extraño. Desarmamos sin podernos ver, ni abrazarnos”.
Ambigu también cerró, ubicado en Perón casi Callao, era un teatro independiente, un bar y un centro cultural. Camila Hoyo Veigas y su familia, crearon este espacio hace seis años, cerraron y aún deben tres meses de alquiler. “Hacíamos obras de teatro, talleres, varieté, de todo. Estamos tristes porque Ambigu fue como una trinchera del transfeminismo en la Capital. Contenía y albergaba sujetos sociales que siempre están al margen de la cultura hegemónica. No recibimos ninguna ayuda, nos exigían demasiados papeles y éramos una cooperativa. En seis años, sólo nos dieron un subsidio de Proteatro. Veníamos arrastrando una crisis muy grande, desde 2015 fue muy difícil cubrir los costos de alquiler y servicios. Con el Covid no pudimos seguir acumulando deuda, al no poder abrir ni vender nada, tuvimos que rescindir el contrato. Ya veníamos enfermes y el Covid terminó de aniquilarnos”.
Casa Indómita es un espacio cultural del barrio de Balvanera que abrió en diciembre de 2019, creado por Rocío Bertinat y Agustín Real y cerró hace pocos días. Ofrecía clases de teatro y danzas y este año, pensaba comenzar a funcionar como teatro, pero no pudo. Bertinat contó a BAE Negocios: “Pusimos todos nuestros ahorros, pero nos agarró la cuarentena. La mayoría de los subsidios piden un año de antigüedad, así que no pudimos aplicar a ninguna línea de emergencia, salvo al Fondo Metropolitano de las Artes de Ciudad, que ni nos respondió. Nos reacomodaremos, cuando la pandemia pase y la situación económica y social nos permita ponernos de pie de nuevo”. Nunca lograron una rebaja en el alquiler, pagaron abril, la mitad de mayo y nada de junio ni julio. Ahora negocian para tratar de no quedar con deudas.
El Centro Cultural La Gran Jaime, ubicado en Aráoz 832 en el barrio de Villa Crespo, es otro de los que no pudo resistir. En su espacio había toda clases de talleres y tocaban bandas y solistas. Contaban con una barra y un menú variado. Tuvieron que rematar todo, el sonido, los vasos, la barra, el horno, las luces, la heladera, los cubiertos, las sillas, hasta los matafuegos.
Otro espacio que trata de reabrir sus puertas es Espacio Oeste, Graciela Camino, una de sus fundadoras contó a BAE Negocios: “No queremos cerrar, sino encontrar un modelo de funcionamiento colectivo. Son muchas las salas que alquilan, sería buenísimo unificar esfuerzos y pensar el futuro como iniciativa comunitaria. Una usina que contenga varias salas que hoy están en situaciones límites por sus alquileres y mantenimiento, unida a la falta de actividad y apoyo que nunca llega a tiempo”.
Ana Laura López es integrante de Escena, una organización que reúne 45 espacios culturales del circuito independiente, explica a BAE Negocios: “El 80% alquilan y están en una situación de fragilidad muy grande. Cuatro meses de parate hicieron que muchos tengan que cerrar y no sabemos cuántos más cerrarán. Necesitamos urgentes políticas de largo plazo para sostener la actividad y no perder más puestos de trabajo”.
Desde ARTEI, que agrupa a 110 salas del circuito independiente, Liliana Weimer señaló: “El 30% de nuestras salas están en la cuerda floja. No sabemos cuándo podremos reabrir y nos costará mucho cumplir con los protocolos en espacios reducidos. Va a ser muy difícil llevar público y tener alumnos presenciales. Necesitamos rebajas en las tarifas y subsidios, porque muchos acumularon deudas”.