Sebastián García De Luca es diputado nacional e integra el interbloque de Juntos por el Cambio y fue el secretario de Interior de Rogelio Frigerio durante el gobierno de Mauricio Macri. Hoy está alineado con Emilio Monzó y considera que el Gobierno debería convocar a la oposición para debatir reformas estructurales en la Argentina, llegar a acuerdos y consensos y “compartir costos políticos”.
¿Cómo ven la ley de quiebras que impulsa el oficialismo?
Es un debate concreto, que hace a la problemática de las circunstancias, de la crisis. Entre los proyectos que se han presentado, en el caso de nuestro interbloque, los de Felipe Álvarez y Francisco Sánchez me parecen muy sensatos. El de Camaño también me parece interesante, como el conjunto de iniciativas que se han planteado desde la oposición. Es positivo que el Ejecutivo entienda que algo hay que hacer ante el fin de la feria judicial y la preocupación de muchas empresas que están cayendo en quiebra. Es lógico poder avanzar en este sentido, para dar otro margen de negociación a las empresas.
¿Es suficiente lo que hace el Gobierno en términos de ayuda económica?
Hay dos puntos para analizar. Por un lado, está la pandemia, que requiere modificaciones, parches y salidas concretas, que hacen a la emergencia y la urgencia. Pero mucho de lo que pasa viene de una situación estructural de la Argentina. Si el diagnóstico es entender que estos problemas son únicamente culpa de la pandemia, creo que estamos errando el diagnóstico. Creo que la crisis amerita, por lo que vivimos y se pronostica hacia adelante, que empecemos a discutir temas estructurales de la Argentina, temas centrales, prioritarios. Creo que la moratoria está bien, modificar la ley de quiebras, también. Pero es un muy buen momento para sentarse a discutir lo prioritario: el gasto público en la Argentina, el Estado que queremos, el sistema tributario que queremos tener para terminar con esta maraña de impuestos cruzados que hacen perder todo tipo de incentivos a la inversión. También la formalización: discutimos moratorias cada cuatro años porque seguimos con un sistema de informalidad del 40 por ciento. Queremos discutir qué pasa con la informalidad de la Argentina, no las moratorias. La moratoria que discutimos ahora es importante para la coyuntura, pero también tiene una cuestión de arrastre, de políticas fiscales. Queremos discutir temas profundos.
En este contexto, con el Congreso sesionando a distancia, ¿es adecuado avanzar en temas estructurales?
Eso depende de la vocación del Gobierno de buscar acuerdos en serio. Para los problemas económicos, uno puede buscar parches o modificaciones que atenúen el impacto, pero tenemos que resolver la expectativa económica de un país que viene con problemas desde hace tiempo. Y eso se resuelve con consensos políticos. La expectativa económica se resuelve, como nos pasó en muchas otras circunstancias en la historia, con voluntad de escucha y convocatoria. Entendiendo que el que se sienta en la mesa no necesariamente tiene que ser de tu mismo partido, que no necesariamente va a pensar lo mismo que vos, pero quiere aportar. Queremos aportar. Como lo han dicho muchas veces Rogelio y Emilio Monzó, que son mis referentes en Juntos por el Cambio, queremos incluso compartir los costos políticos de las discusiones sobre las que estamos hablando. Está claro que cuando discutís el gasto público, es muy difícil que te lleves beneficios, en términos de imagen pública. Lo mismo pasa con el sistema tributario y con el tema previsional o laboral. Ésas son las cuatro discusiones que hacen falta en la Argentina. Y por uno u otro motivo, por expectativa electoral, por chicanas o por oportunismo de cada uno de los espacios, cuando somos oficialismo u oposición, no hay una mesa seria de acuerdo. Y creo que el momento lo amerita. Para mí, hay una obligación de generarla. Quizá no sea un Pacto de la Moncloa, pero sí pueden haber acuerdos de dos o cinco años, que permitan un margen de previsibilidad mínima.
Queremos aportar. Como lo han dicho muchas veces Rogelio (Frigerio) y Emilio Monzó, que son mis referentes en Juntos por el Cambio, queremos incluso compartir los costos políticos de las discusiones sobre las que estamos hablando.
¿Cómo se resuelve el liderazgo dentro de Cambiemos?
Me gustaría que fuera entendiendo la heterogeneidad del espacio. El formato de discusión final dependerá, también, de si hay PASO, o no. Pero en estas circunstancias, las internas van a ser positivas en cada una de las provincias. Y van a permitir zanjar discusiones que quizás en una mesa de Buenos Aires no se han podido discutir. Las internas en los distritos de la Argentina crean una competencia sana, tiene que haber una discusión de lo que es Juntos por el Cambio y de volver al origen de lo que fue Cambiemos, esa construcción diversa, federal, para salir de una lógica más centralista y porteña.