Rubinstein renegoció el monto de 12 contratos firmados meses antes con laboratorios privados para la provisión de fármacos e insumos que, con la excusa de la devaluación y la inflación galopante de 2019, le impusieron aumentos por un total de 199 millones de pesos, de acuerdo a información exclusiva a la que accedió Diagonales, en una nota del periodista Matías Manuel Ferrari.
Esas renegociaciones resultaron muy beneficiosas para las empresas, pero implicaron un perjuicio para las arcas del Estado. La actual gestión, a cargo de Ginés González García, detectó irregularidades en los procesos y ordenó cesar el pago de cinco de esos contratos, que acumulan una deuda que supera los 30 millones de pesos al día de hoy. Además, le inició cinco denuncias penales al hilo al ex secretario por “defraudación por administración fraudulenta, defraudación contra la administración pública, abuso de autoridad y violación del deber de funcionario público”.
Los laboratorios beneficiados por Rubinstein mediante renegociaciones de contratos fueron MR PHARMA SA, por 17,8 millones; LABORATORIOS BAGO S.A, por 3,3 millones; FEDERAL MED S.A, por 4,7 millones; LABORATORIOS FABRA S.A, por 6,5 millones; SANT GALL FRIBURG QCI S.R.L, por 1,5 millones; LABORATORIOS FEDERALES ARGENTINOS S.A, por 16,2 millones; LABORATORIOS VENT3 SRL, por 4,8 millones; DENVER FARMA S.A., por 2,7 millones; y MANFREY COOP. DE TAMBEROS COMERCIAL E INDUSTRIAL LTDA, por 4,5 millones. Todas esas ampliaciones de contrato se pagaron en su totalidad.
Pero otro lote de renegociaciones, con cinco laboratorios en particular, no se pagó aún en su totalidad y dejó una deuda a la gestión actual que supera los 53 millones de pesos. Fueron con PHARMOS S.A., por 16,2 millones; NOVARTIS ARGENTINA S.A, por 20,5 millones; LABORATORIOS KLONAL S.R.L, por 58,5 millones; LABORATORIO DR. LAZAR Y CIA S.A., por 37 millones y FERAVAL S.A, por 4,3 millones.
Los valores de al menos tres de esas renegociaciones, de acuerdo a la documentación presentada por las actuales autoridades de Salud, fueron incluso por encima de lo que se suponía debería haber sido una renegociación de acuerdo a la inflación y la devaluación de ese entonces. El más llamativo es el caso de Novartis, que fue beneficiada con un aumento del 38 por ciento respecto del contrato original.
Precisamente en ese punto radican las principales sospechas de la gestión actual de Salud, que decidió apelar a la vía legal. Según las denuncias penales, Rubinstein habría violado el artículo 96 del Decreto Nº 1030/2016, que establece criterios claros a la hora de renegociar contratos. El exministro habría dado el visto bueno a los aumentos tomando al pie de la letra las exigencias de los laboratorios, sin realizar el procedimiento administrativo más básico que consiste en chequear si esos aumentos correspondían o no, y en todo caso establecer una renegociación en función de lo que marcaban los índices oficiales de inflación, a fin de no perjudicar al Estado.
“El análisis de tal cuestión fundamental y determinante fue omitido a lo largo de la totalidad de la tramitación que culminó en la aprobación de la renegociación de los precios oportunamente adjudicados, a la que se dio curso solo con la presentación de la referida firma, sin exigírsele documentación respaldatoria alguna y considerando la evolución de variables durante los 9 meses anteriores al perfeccionamiento del contrato”, dicen las sucesivas resoluciones firmadas por Ginés respecto del accionar de su sucesor en el cargo.
“Fue un logro de mi gestión”, dijo el ex secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, pocas horas después que el Gobierno anunciara que la Argentina producirá una vacuna contra el COVID-19 que podría estar lista para los primeros meses del año próximo. Rubinstein sacó de la galera tres convenios firmados durante la presidencia de Mauricio Macri con el laboratorio AstraZeneca como argumento para anotarse un poroto ante la buena nueva, pero inmediatamente fue desmentido por el propio CEO de la firma, Hugo Sigman.
“No tiene nada que ver una cosa con otra”, dijo y lo dejó en offside. En el imaginario del ex funcionario, quizás, jugó fuerte su estrecha relación con los laboratorios a la hora de salir a hablar: hace 27 años, en 1993, se asoció a uno de los empresarios más fuertes del sector, Eduardo Daniel Epstein, en la firma “Gestión Médica SA”, a la que abandonó años más tarde. Esos fuertes de vínculos con el sector privado lo persiguen hasta hoy, pero no para bien: ahora deberá afrontar a la justicia federal, cuando avance la investigación.