Son tiempo de remolinos en las coaliciones que hoy existen tanto en el oficialismo como en la oposición. El 17 de agosto pasado en ocasión de realizarse el banderazo por parte de la oposición que nunca quedó muy en claro el motivo, un sector de la misma expresada por Rodríguez Larreta, Santilli, Monzó, Frigerio, Vidal y los principales intendentes del conurbano entre otros, rechazó la convocatoria públicamente y se abstuvo de concurrir.
Las desavenencias que inundaron los portales esta semana, que podrían ser más actuadas que reales entre el Presidente de la Nación, Alberto Fernández y el jefe de Gobierno Rodríguez Larreta, crearon algo de zozobra de algunos analistas acerca del accionar de halcones y palomas en las distintas orillas del rio de la política argentina.
La cuestión es que si algo le faltaba a una semana muy particular en rumores era la palabra de un ex Presidente como Eduardo Duhalde que, tras denunciar todo tipo de catástrofes sociales y políticas, terminó dándole la razón a Horacio Verbitsky y su dudosa teoría de la senilidad del hombre en cuestión. Todo muy raro.
El globo de ensayo, en boca de Duhalde parece haber pretendido medir las reacciones de los diferentes actores que toman las decisiones en la Argentina y alinearlos tras sus dichos para configurar un mapa de riesgos desde la Casa Rosada con miras a un fin de año que promete estar más picante que otros. Los próximos 90 días serán claves para generar indicios claros de mejoras tanto en el tema pandemia como en la crisis económica, que lejos de conseguir fuertes apoyos entre propios y extraños, cosechan demasiadas críticas en cada iniciativa propuesta.
En ese marco nace una nueva puja acerca de qué es lo que va a realizar el Gobierno o el Justicialismo el próximo 17 de octubre, día de la Lealtad e ícono absoluto de la cultura política de ese espacio.
La propuesta con origen en el Instituto Patria es la de lanzar una mega marcha que ya tendría nombre y sería denominada “de los barbijos celestes y blancos”, que tendría su movida central entre el Congreso de la Nación y la Plaza de Mayo en la Capital Federal y por supuesto su realidad en otros puntos de nuestro país.
Será fundamental la postura que adopten las centrales obreras, sobre todo la CGT, y también la dimensión federal que le puedan otorgar los gobernadores del peronismo.
Al decir de uno de los promotores de la idea que ya es casi un hecho, “iremos todos con nuestros barbijos con los colores nacionales, sin banderas, respetando las medidas sanitarias correspondientes a este momento, pero demostrando que estamos dispuestos a estar en la calle defendiendo un modelo que busca sacar al país del desastre que nos dejó el gobierno anterior y que se agravó en la pandemia”.
Mientras los teléfonos están que arden por este tema, entre tantos otros que generan controversias en la coalición gobernante, trascendió que en círculos allegados al Presidente la idea no termina de convencer ya que entiende que es momento de poner la energía en cosas más urgentes y que manifestaciones de esa magnitud fueron criticadas por él mismo, cuando las hizo la oposición.
En las próximas dos semanas se definirá cuál será la actitud del Gobierno nacional en próximo 17 de octubre, que sin ser el principal problema del país obviamente, no será un tema menor en la medición de poder y movilización que realizará ese día el peronismo, si es que concreta la iniciativa.