Según Michael Parkin y Eduardo Loría Díaz en su trabajo realizado sobre la microeconomía durante el 2010, un incentivo, es una recompensa que alienta, o un castigo que desalienta una acción. El sentido común indicaría que las recompensas deberían alentar las acciones virtuosas como así los castigos desalentar aquellas que no lo fueran. Pero desde hace algunos meses, el “más común de los sentidos” pareciera estar ausente. En la Argentina del revés que comenzó el 10 de diciembre del 2019 las acciones virtuosas se castigan y las malas gestiones se recompensan.
Hace algunos días, y luego de extensas jornadas de reclamos por parte de los agentes de la policía provincial en casi todas las ciudades del distrito más grande de nuestro país, Alberto Fernández decidió arbitraria y unilateralmente quitarle un punto de la coparticipación a los vecinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que Axel Kicillof pueda resolver un problema circunstancial de su gestión.
Nuestro Presidente, que el día de la conmemoración del paso a la inmortalidad del General José de San Martín ya había manifestado su incomodidad con la supuesta opulencia de la Capital de nuestro país, siendo que hasta diciembre pasado vivió en Puerto Madero, no tuvo tapujos a la hora de arremeter contra los fondos que el Gobierno de la Ciudad utiliza para brindar seguridad, salud y educación no solo a los vecinos de la CABA sino también a los miles de bonaerenses que se atienden, se educan y trabajan aquí.
La exitosa Ciudad Autónoma de Buenos Aires que viene creciendo en todos sus aspectos desde hace más de diez años, no para de recibir arrebatos y atropellos por parte de este Gobierno Nacional, mientras que a la Provincia, que no puede resolver ni los sueldos de sus empleados debido a la inoperancia de su gobernador, se la premia.
En este esquema de amigo-enemigo que tanto le gusta al kirchnerismo reciclado, los vecinos de la Ciudad y del actual Presidente hasta apenas unos meses atrás, parecieran ser los culpables de todos los problemas que tiene la Argentina. Desde la pobreza que azota a la provincia de Formosa gobernada por Gildo Insfrán desde 1995, hasta los bajos salarios de los empleados estatales de lo más profundo del conurbano bonaerense.
“Tengo la tranquilidad de que nadie puede mostrarse sorprendido” dijo Alberto Fernández y se equivocó. Porque a pesar de que nos tienen acostumbrados a que son capaces de todo, nunca pensamos que iban a llegar tan lejos y con tanta torpeza. Pero no vamos a permitir que destruyan lo que hemos construido en la Ciudad en estos años.
En palabras de nuestro Jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta, la decisión que tomó el Gobierno Nacional fue inconstitucional, unilateral e inconsulta, es por eso que es necesario recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para defender los derechos de la Ciudad.
Por este motivo estaremos acompañando cada uno de los pasos que nuestro Jefe de Gobierno decida dar para defender a todos los vecinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que han sido atropellados por este Gobierno Nacional reinando por la improvisación y la confrontación. Cada vez que ataquen a la Ciudad, aquí estaremos para defenderla.