Si una nave espacial realizara un inesperado aterrizaje forzoso en la Argentina, tras vagar por mil años a través de la galaxia y su tripulante tropezara repentinamente con esta realidad política, posiblemente volvería corriendo a su astronave para continuar navegando eternamente por el espacio.
El debate político en nuestro país tiene la altura de Peter Dinklage (o Tyrion Lannister). Hoy en día, muchas votaciones senatoriales terminan en Tribunales, de una u otra manera. De la misma manera, en algún momento, hasta hace apenas un año atrás, se dirimían las discusiones políticas y presupuestarias en el mismo lugar. Hasta algún exministro sufrió la afrenta de ser fotografiado en paños menores una madrugada, mientras los servidores de la ley y el orden ejecutaban una orden judicial que ordenaba confinarlo en el Penal de Ezeiza.
Carta desde el Senado
Pero todo esto es cosa del pasado. Mientras la nave del espacio exterior aterrizaba en la Tierra, el lunes último, la vicepresidenta de la Nación publicó una carta dirigida a todos y a nadie en especial, en la que desnudó una realidad que se muestra constantemente ante los ojos del Pueblo, pero a la que nadie parece prestarle atención.
En especial, el planteo de la vicepresidenta que se relaciona con la Argentina bimonetaria es tan conocido por todos como ignorado por quienes gobiernan y por los que gobernaron antes. Aunque, es de esperar, no será dejado de lado por quienes gobernarán en el futuro.
La misiva contenía además una propuesta para convocar al diálogo a todos los sectores, con el fin de encontrar respuestas a algunos de los problemas más serios que enfrenta la Argentina.
Lo proverbial, más allá de la gran cantidad de apoyos que concitó el planteo de la vicepresidenta, fue la respuesta del expresidente de la República, Mauricio Macri. Éste, fiel a su estilo “rockstar”, ninguneó severamente a su antecesora en el Sillón de Rivadavia. Planteó sus condicionamientos al encuentro político, alegando que para que fuera posible sería necesario poner “la Constitución Nacional sobre la mesa, dar de baja el embate a la Justicia, al Procurador, a la Corte y a la propiedad privada”.
Paralelamente, en su respuesta negativa, introdujo una paradoja difícil de resolver. Primero se manifestó favorable a un encuentro con los demás sectores, pero al mismo tiempo aclaró que “quiero negar rotundamente” que haya existido contacto de la vicepresidenta “con gente de mi entorno”. Un absoluto contrasentido. ¿Dialogar sí, pero no?
La respuesta a su solicitud por parte del presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, no se hizo esperar. En un documento que tituló Perdiendo la Vergüenza, se lamentó irónicamente porque “ahora el Diablo apareció vendiendo rosarios”.
Luego responsabilizó al expresidente porque “su Gobierno persiguió y extorsionó a funcionarios judiciales, a la ex Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, amenazó a su hija, obligándola a renunciar a su cargo. Su Gobierno persiguió a opositores, espió hasta a sus aliados, a sus amigos, sus socios y hasta a su propia familia. Su hermano cuenta en un libro el horror que padeció por sus actos”.
Posteriormente, después de espetarle que “ahora quiere condicionar el diálogo, no tiene vergüenza”, Gioja planteó que en realidad “la convocatoria de Cristina Fernández de Kirchner está dirigida a discutir el problema de la economía bimonetaria que es, sin duda, el más grave que tiene nuestro país, y que es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina”.
¿Invasión del campo?
Paralelamente, mientras Macri se divertía escribiendo misivas, la patota del Pro y la Coalición Cívica irrumpía en su propio campo, aunque sin los piqueteros de Grabois.
Lilita Carrió, por su parte, recibió en su casa de Exaltación de la Cruz a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, acompañada por sus escuderos de los últimos años, Maximiliano Ferraro y Maricel Echecoin.
¿Qué guiso se cocinó en Capilla del Señor? Porque ya a principios de la semana, la chaqueña había comenzado a desplegar su estrategia de reingreso a la política, anticipando en primer lugar, que no abandonará Juntos por el Cambio y, en segundo término, que no se alineará con Mauricio Macri.
En realidad, esta reunión, que estaba programada hace unos diez días, fue no sólo para diseñar el futuro de sus protagonistas, sino también una jugada defensiva, puesto que el ala dura que lideran Mauricio Macri y Patricia Bullrich pretende que ésta última sea la heredera de Cambiemos.
Carrió, en cambio, prefiere a Rodríguez Larreta. En un canal amigo, se jugó entera el jueves último cuando afirmó que “Macri ya fue”, al tiempo que lo comparaba con Marcelo Torcuato de Alvear, el radical que en 1930 convirtió a su partido en un integrante de la coalición política que apoyaba los agronegocios.
Igualmente, la titular de la Coalición Cívica mostró públicamente su apoyo a Daniel Rafecas para la Procuración General –por lo tanto, la destitución del actual, Eduardo Casal- y al diálogo con la oposición, buscando separar estratégicamente al presidente de la vicepresidenta, a la que acusa de intentar un golpe con el mandatario. Si lo lograra, quizás abriría una vía para intentar el regreso de Cambiemos en 2023, aunque para eso falta una eternidad.
¿Libertad de prensa?
Pocos días atrás, legisladores de Juntos por el Cambio, liderados por el presidente de la Comisión de Libertad de Expresión de la cámara baja, Waldo Wolff, presentaron una demanda contra los periodistas de la página web “El Destape” Roberto Navarro, Ari Lijalad y Franco Mizrahi, que publicaron una información que contenía datos habitualmente sensibles, referidos al accionar ilegal de los servicios de inteligencia durante el período en el que los firmantes de la denuncia formaban parte del oficialismo.
La demanda fue descalificada primero por el fiscal Eduardo Taiano y luego por la jueza María Romilda Servini de Cubría, que manifestaron que de las publicaciones periodísticas no se desprendía la comisión de ningún delito. Previamente, una carta firmada por miles de artistas, periodistas y militantes políticos cuestionó severamente el planteo del fiscal, que se encaminaba en principio a apoyar la demanda de Wolff, pero en vista de la repercusión negativa de su iniciativa, le hizo honor a aquella máxima de Groucho Marx, que rezaba: “estos son mis principios…pero si no le gustan, tengo otros”.
Fernando Iglesias, Álvaro de Lamadrid y Jorge Enríquez, los diputados que acompañaron a Wolff en su denuncia forman parte del grupo de los “apolíticos” del Pro, que tuitean más de lo que trabajan, hablan más de lo que legislan y suelen publicar afirmaciones que luego deben ser desmentidas por sus adláteres a causa de su voluntarismo. Tales para cuales.
Patricia, Patricia…
El jueves último, una activa Patricia Bullrich, recién llegada desde Entre Ríos, adonde viajó para solidarizarse con su antiguo colega de gabinete Luis Miguel Etchevehere, cuyos campos habían sido invadidos por las “hordas comunistas” de Juan Grabois, fue vista mientras tomaba un café con otras personas, en un bar ubicado frente al Jardín Botánico.
En la esquina de República Árabe Siria y Beruti, la actual presidenta del Pro gozaba del sol en la vereda del café Al Shark, acompañada por otros seis parroquianos, uno de los cuales se parecía al juez Pablo Bertuzzi, según las lenguas viperinas que transitan los mentideros políticos.
Este cronista pasó caminando por la vereda, se saludó con la presidenta del Pro –es conocida desde hace muchos años- y luego continuó su camino, asombrado por lo que había visto.
Cosas veredes, Sancho…