Federico Delgado es el titular de la Fiscalía N° 6 del Fuero Criminal Correccional. Es abogado y licenciado en Ciencia Política, ambos títulos otorgados por la Universidad de Buenos Aires.
A veces polémico, siempre vestido informalmente. No usa la playa de estacionamiento de Comodoro Py porque suele llegar a la fiscalía en bicicleta, ataviado con una remera negra, que es una de sus marcas características. Tiene sólo un traje y no lo usa casi nunca, para molestia y horror de sus colegas, que suelen cuestionar algunas veces sus fallos, pero siempre su personal elegancia.
Delgado entendió en varias causas mediáticas, en las cuales no se dejó intimidar por el poder político, que lo presionó de todas las maneras posibles. Alguna vez cuestionó a un juez porque inició una causa judicial que más de un fiscal había declarado como no judiciable. Opina que “el fiscal acusa y el juez sanciona” y que la Justicia no debe ser privatizada.
“Lo contrario a hacer justicia –acota el descontracturado fiscal- es privatizar la Justicia. Yo he puesto como ejemplo en este caso una causa instrumentada contra el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, que en una asamblea del directorio del Grupo Clarín repartió un cotillón que incluía guantes de box y otros elementos. Fue denunciado por esa razón, pero algunos fiscales coincidimos en que no existía delito. En esa circunstancia, el juez Claudio Bonadío tomó la causa y mandó a juicio oral a Moreno, dándole prioridad a la opinión de los denunciantes por sobre la de los fiscales. Eso es privatizar la Justicia”.
Delgado tuvo en sus manos, entre otras, las causas de sobornos en el Senado, el Megacanje, la Masacre de Once, Panamá Papers, Time Warp y la de violaciones de derechos humanos por parte del Primer Cuerpo de Ejército.
En cuanto a la causa por los Panamá Papers, que fue enviada en diciembre de 2016 a la Argentina por la Fiscalía de Hamburgo (Alemania), ya en febrero de 2017, ésta fue transferida al Fuero Penal Económico porque fue limitada por el juez a un delito de evasión impositiva, descartando el de lavado de activos. “Fue a causa de una apelación de los abogados de Mauricio Macri. Indudablemente, los delitos de guante blanco son los más difíciles de sancionar”, ironizó.
“Los delitos de guante blanco son los más difíciles de sancionar”
El ser inquirido acerca de la Reforma Judicial, consideró que existen en esto “dos niveles: el de afuera, que es el que planteó el actual gobierno, que propone modificar leyes, en cambio, el de adentro implica el cambio de hábitos y costumbres. Ésta está pendiente, porque es la que tenemos que hacer nosotros, los integrantes del Poder Judicial”.
Como epítome de la actual justicia, Delgado descree “del modelo de juez ‘rockstar’, que toma al Estado como botín. Debe existir una división del trabajo judicial, una ley de enjuiciamiento criminal que otorgue más trabajo a los fiscales, con un mayor reparto del poder, en el que el fiscal instruye y el juez sanciona. Hoy, el poder está concentrado en el juez”.
El fiscal consideró que “hoy todo está atado con alambre en Argentina. Desde 2001 estamos en estado de emergencia. Inclusive, el Poder Ejecutivo gobierna a través de decretos de necesidad y urgencia. En este marco, la Constitución estipula que el fiscal debe decidir cuándo se juzga y cuándo no. Una buena reforma judicial acabaría con las confusiones en este punto”.
Delgado, como no podía ser de otra manera, también sufrió persecuciones durante el Gobierno anterior. “Nos inventaron una causa al fiscal Sergio Rodríguez y a mí porque le tomamos testimonio al arrepentido brasileño Leonardo Meirelles por la causa Odebretch. Arribas denunció a Meirelles y el juez Bonadío le dio curso y, junto a Arribas, nos denunciaron a los fiscales. Estuvimos procesados como dos años. Fue una persecución judicial y política. Así trabaja la antipolítica”.
La primera fue la carencia de documentación personal identificatoria. Al montar una central para atención de los pobladores en cercanías del edificio municipal, comenzaron a llegar los vecinos ajenos a la toma pidiendo que les confeccionaran documentación a ellos también, ya que esto no se hace en el municipio.
La causa por el megacanje también lo tuvo como protagonista a Delgado. “Procesamos al gabinete del presidente Fernando de la Rúa, pero finalmente, en otras instancias sólo quedó imputado Domingo Cavallo, que fue a juicio oral y terminó absuelto. Se acusó a Cavallo, Daniel Marx, Federico Sturzenegger y a Horacio Tomás Liendo de negociaciones incompatibles con la función pública, porque fueron juez y parte en la renegociación de este tramo de la deuda. La operación fue diseñada en parte por David Mulford. El escándalo fue tan grande que uno de los bancos intervinientes, el Credit Suisse- First Boston –según nos relató Guillermo Nielsen, que fue uno de los testigos- tuvo que cambiarse el nombre, dejando de utilizar la denominación First Boston”. No lo dijo, pero en este tramo del reportaje al cronista le volvió a la mente eso de la dificultad para sancionar a los delincuentes de guante blanco.
El fiscal asegura que “me gustaría trabajar en la construcción de un marco regulatorio para el trabajo de los fiscales, que es algo que conozco. Si pudiera trataría de que rindieran exámenes periódicamente, que deban estudiar de forma permanente y que se instituya una fórmula para medir su producción anual. Además, deberían estudiarse sus fallos. Es necesario pensar instancias de evaluación y para eso servirían los antiguos jueces y fiscales, para evaluar a sus sucesores, aprovechando su experiencia”.
Finalmente, Delgado manifestó que “los funcionarios judiciales deben estudiar, ser responsables y recibir por ellos premios y castigos, tal como nos enseñaron a nosotros desde que éramos chicos. En el Poder Judicial hay gente muy valiosa, sólo hay que darles espacio para que crezcan”.