A algunos políticos podrían caberles las leyes del deporte y de la fama en general. Lo difícil no es crecer, sino sostenerse. Y cuanto más alto es el ascenso, más dura podría ser la caída. Bastante de esto experimentó el presidente Alberto Fernández en sus primeros meses de gobierno. Un vértigo inusitado cuando aún no llega al año de gestión, con vaivenes históricos, sólo entendibles bajo un contexto inédito, como el que planteó la pandemia del coronavirus a nivel mundial.
El recorrido de la imagen del candidato sorpresa en 2019 tenía hasta ahora un par de mojones claros y coincidentes en la mayoría de los estudios de opinión pública: arrancó con una valoración moderada, más positiva que negativa, pero con el desgaste de una grieta profunda. En ese escenario ultra sensible, su postura dialoguista y contenedora apenas se conocieron los primeros casos de Covid-19 en el país, cuando la incertidumbre era total, lo llevó a un ascenso muy rápido, con pocos antecedentes entre sus predecesores.
Pero este clímax en el humor social, ubicado entre fines de marzo y las primeras semanas de abril, duró poco. Y desde entonces comenzó una persistente caída en los parámetros que juzgan la performance del Presidente y su modo de gobernar. También cayeron las expectativas económicas, algo previsible en el marco de una crisis inédita, por la herencia macrista, la pandemia y cierta mala praxis de la nueva administración.
Así, Fernández primero volvió a los niveles de imagen con los que había asumido, pero luego el descenso se profundizó y llegó, hace un par de meses, a tener una mayor valoración en contra que a favor. La duda entre los analistas empezó a resumirse en una pregunta: ¿cuál será el piso del Presidente?
Una respuesta, al menos temporal, la dan los sondeos de noviembre, en los que Fernández mejoró su imagen. ¿Entonces el fondo lo tocó en octubre? Habrá que esperar a los próximos meses para ver si el repunte es sostenido o fue solo un alivio momentáneo.
Aquí, algunos ejemplos de esa mejora, en mediciones nacionales y también en la provincia de Buenos Aires:
Synopsis. La consultora que dirige el politólogo Lucas Romero, que fue creada en 2015, registró en su encuesta nacional de noviembre cuatro variables de mejora para el Presidente y el Frente de Todos. Pequeñas, pero interesantes, después de tantos meses de caída.
1. La imagen positiva de Fernández subió de 35,1% a 36,7% respecto al mes anterior, mientras que la negativa descendió de 55,1% a 52,3%.
2. La imagen de la gestión también tuvo un pequeño repunte y se ubica en 35,4% a favor y 50,9% en contra.
3. El pesimismo con la economía “dentro de un año” cayó del 61,2% que respondían los encuestados en octubre de que se estaría “peor”, a un 51,1% en noviembre.
Y la intención de voto del oficialismo de cara al 2021 creció de 33,2% a 35,3%.
Una respuesta, al menos temporal, la dan los sondeos de noviembre, en los que Fernández mejoró su imagen. ¿Entonces el fondo lo tocó en octubre? Habrá que esperar a los próximos meses para ver si el repunte es sostenido o fue solo un alivio momentáneo.
MOVE. Es una consultora que ya tiene 15 años en el mercado y mide para macristas y kirchneristas de diferentes jurisdicciones. Hizo un estudio nacional el 9 de noviembre y allí también se registraron mejoras para el Gobierno.
1. Los que creen que el país estará peor dentro de un año bajaron de 55% a 46% respecto a 15 días atrás y los optimistas subieron de 29% a 33%.
2. La imagen positiva de Fernández subió de 43% a 45% y la negativa bajó de 55% s 52%.
Reyes-Filadoro. Es una consultora que se especializa en la provincia de Buenos Aires y tiene como clientes a gestiones municipales. En su encuesta bonaerense de este mes, destacó el siguiente dato:
1. La imagen positiva del Presidente en provincia subió dos puntos, de 57% a 59%, mientras la negativa bajó a 39%. Con estos números, es el segundo dirigente con mejor valoración en el distrito, debajo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Las razones de esta contramarcha recién se valorizarán en los próximos meses, pero hay algunos signos de levísima recuperación de algunas pocas cifras de la economía relacionada con el mercado interno que podrían explicar algunos de estos números. También influyó, seguramente, la relativa calma que sobrevino en el habitualmente conflictivo y cambiante mercado del dólar.
Habrá que esperar al año que viene para saber si esta afirmación es válida o no.