La primera resultó un fracaso, pero Carlos Grosso promete que esta semana reeditará con mejor suerte sus "plazas de protesta", con las que piensa reclutar a vecinos de clase media para efectuar reclamos propios de ese sector social. Protestarán una vez por semana frente a la Casa Rosada o al Palacio de Gobierno como parte de la sigilosa movida que el ex intendente está desarrollando para llegar a la presidencia del partido.
"Este es un momento para discutir posiciones políticas y no listas de candidatos", dice Grosso, sin embargo sus allegados dejan entrever que el ex hombre fuerte del peronismo porteño tiene hasta un calendario ya elaborado para la próxima competencia. Como parte de su estrategia, convocó a un asistente de medios para que difunda su imagen hasta el 9 de diciembre. Según las mismas fuentes, el ex intendente sueña con que la interventora del PJ porteño, Ana María Mosso, convoque a internas para esa fecha.
El principal asistente y motor de la cruzada grossista es ahora Pablo Challú, el mismo que fue el gerente de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA), que en las últimas internas – de haberse producido – hubiera sido candidato a senador en las listas que apoyaba Grosso.
En esa pre-campaña, el entonces aspirante a senador intentó armar su campaña reuniéndose con los referentes de distintos sectores del peronismo, que incluyeron además conversaciones reservadas con Aníbal Ibarra, a quien llegó través de algunos mediadores, entre los que se encuentran distintos funcionarios del gobierno de la Ciudad y varios legisladores del Frepaso que mantienen contacto con el ex intendente justicialista.