“Seguramente, en los próximos meses tendremos cierres más estrictos en algunos lugares”, advierte Yedlin, titular de la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara Baja.
Respecto de las idas y venidas del Gobierno en torno al plan de vacunación, el legislador reconoce errores del Ejecutivo. “No comunica de la mejor manera. No hay que llevar incertidumbre en un tema puede generar desconfianza”, señala.
-¿Llegó la segunda ola de coronavirus?
-Es muy difícil saberlo. Hay que ver si los casos van a amesetarse y empezarán a bajar, o si realmente estamos frente a una situación de suba que va a superar el primer pico, como pasó en Europa en lo que fue la segunda ola. Es un virus que se comporta de una manera muy diferente y es difícil saber lo que va a ocurrir.
Lo importante es que hay mucha circulación del virus y hay que extremar las medidas de precaución. Hay que tratar de mantener la distancia social y evitar encuentros en lugares cerrados. Mientras tanto, hay que intentar que lleguen la mayor cantidad de vacunas y colocarlas.
-¿Está de acuerdo con las nuevas restricciones nocturnas o endurecería las medidas para frenar los contagios?
-Lo más importante es entender que la situación es muy diferente en cada jurisdicción, municipio o provincia. Es incorrecto tomar medidas generales. Nos pasó en Tucumán: en la primera ola estuvimos tres meses en cuarentena y no teníamos ni un caso. Después, cuando llegaron los casos, relajamos las medidas porque la gente no podía sostener su actividad.
La lección que aprendimos es que cada jurisdicción tiene que ir evaluando cómo está su situación particular, la ocupación de camas y estado del sistema de salud, e ir tomando las medidas en base a esa información.
-¿Hay otra estrategia?
-Lo que parece ser lo más efectivo en el mundo -no lo hemos implementado en la Argentina- es hacer cuarentenas más cortas, de quince días, pero totales. Eso es imposible en nuestro país, en pleno receso veraniego, con un montón de gente que tiene reservas. Son las dificultades que nos pone la pandemia
Seguramente, en los próximos meses tenderemos cierres más estrictos en algunos lugares.
-¿Por qué se dispararon los casos?
-No hay duda que tiene que ver con el relajamiento de las medidas de distanciamiento social que se venían implementado. Obviamente, la apertura de actividad gastronómica y comercial o el transporte llevan a una mayor circulación viral, con lo cual inevitablemente aparecen más casos. Después, tenemos que estar atentos a las nuevas cepas, que es probable que empiecen a circular en algún momento y que son mucho más contagiosas. Seguramente, van a tener un impacto en la velocidad de evolución de casos.
-¿El Gobierno genera desconfianza con sus marchas y contramarchas sobre el plan oficial de vacunación?
-Tenemos un gobierno que no comunica de la mejor manera. Y, por otro lado, tenemos una oposición muy dura, que ha estado siempre en contra de cualquiera de las medidas tomadas por la pandemia. De todas maneras, rescato a un sector opositor mucho más responsable, que ha trabajado con una mirada más lógica sobre este tema, que no debería generar separaciones políticas
En cuanto al tema de las dosis, la vacuna rusa requiere las dos dosis. Con eso no hay mucha discusión. Es cierto que algunos países, donde se están poniendo otras vacunas, se toman decisiones porque las fábricas productoras están produciendo menos vacunas de las que prometieron y no van a poder cumplir con los contratos establecidos. Entonces, esos países están buscando estrategias que incluyen la posibilidad de estirar el tiempo entre la primera y segunda dosis.
En la Argentina tenemos dos organismos de control en este sentido: la ANMAT, que por ahora tiene aprobada la vacuna rusa en un esquema de dos dosis y la Comisión Nacional de Inmunizaciones, que recomienda al Ministerio de Salud qué vacuna debe utilizar y cómo debe aplicarla.
Los argentinos tenemos que despreocuparnos y dejar que las asociaciones técnicas y científicas sean las que dicten y rijan sobre las vacunas y su aplicación.
-¿Carla Vizzotti cometió un error al decir que pensaba diferir la segunda dosis de la vacuna rusa?
-El error es creer que sólo se puede aplicar una dosis de la vacuna rusa. La Sputnik V requiere la secuencia de dos dosis. Creo que Carla quiso decir que hay un tema en discusión en el mundo, sobre todo en Inglaterra, que pasó de un intervalo entre cada dosis de tres semanas a tres meses. Son cosas que el mundo está tomando en cuenta, porque la industria está entregando menos vacunas.
Lo que no se puede hacer es ponerlo en discusión a través de los medios de comunicación. Son decisiones que debe tomar el Ministerio en conjunto, con la Anmat y la Comisión Nacional de Inmunizaciones e informar a la población de forma concreta. No hay que llevar incertidumbre en un tema que puede generar desconfianza. Hay gente que decide no vacunarse por ese motivo. El error pasa por ahí.
La apertura de actividad gastronómica y comercial o el transporte llevan a una mayor circulación viral, con lo cual inevitablemente aparecen más casos. Después, tenemos que estar atentos a las nuevas cepas, que es probable que empiecen a circular en algún momento y que son mucho más contagiosas. Seguramente, van a tener un impacto en la velocidad de evolución de casos.
-¿Cómo mejoraría la comunicación del Gobierno? ¿Concentraría los anuncios en el ministro de Salud?
-No está mal que haya varias voces, pero entre esas voces tiene que haber una comunicación interna muy fluida para que todos digan lo mismo. No tiene que haber voces alternativas, que digan cosas distintas. Eso genera dudas.
La oposición la hace difícil, pero hay una responsabilidad de nuestro lado. Hay que ser muy claros y precisos cuando hablamos de una o dos dosis. Estas cosas son fundamentales. Si hablamos de reforma sanitaria, tenemos que decir a qué nos referimos con reforma sanitaria. Insisto: todas estas cosas van generando incertidumbre y desconfianza.
-¿Está de acuerdo con reformar el sistema de salud que impulsa el kirchnerismo? La CGT ya se puso en guardia por las obras sociales.
-Creo que el sistema de salud tiene múltiples problemas y no está mal que la pandemia lo haya puesto en escena. Quizá sea un buen momento para arreglar algunos problemas estructurales que tiene el sistema y merecen una reforma profunda. Ahora, esta reforma profunda no va en contra de ninguna obra sindical, ni del sector privado de la salud, ni de las prepagas. La reforma tiene que incluir a todos los actores. Nadie sobra en el sistema de salud, eso lo demostró la pandemia. Podemos trabajar de manera mucho más eficiente, con mejor equidad y calidad.
Obviamente, esto tiene que ser puesto en una mesa de discusión global para encarar una reforma sanitaria verdadera.
-¿Hubiera autorizado el aumento a las prepagas? El Gobierno dio marcha atrás.
-Son temas en los que falta comunicación interna. Eso genera desconfianza. Los costos de salud han aumentado y seguramente eso repercute en las posibilidades de financiamiento del sector privado, pero también hay que ver el marco general de posibilidades de la gente, en un año muy complicado.