Si bien la primicia que hace algunos día entregó NOTICIAS URBANAS, acerca de que el diputado Ariel Schifrin renunciaría a su banca, no será realidad en un futuro cercano -por lo que seguirá presidiendo el bloque de la Alianza- su poder dentro del bloque ha quedado hoy algo acotado, en principio por dos razones: la primera de ellas es la partida de Vilma Ibarra -su principal sostén- hacia el Senado de la Nación; la segunda -en tanto- tiene que ver con el crecimiento de la figura de Marcelo Vensentini, que hoy por hoy es el único diputado capaz de discutir de política de igual a igual con Schfrin.
Vensentini pertenece a la línea de los "ex- banda", cuya cabeza visible es el actual jefe de Gabinete de Ibarra, Raúl Fenández. A esta línea interna el jefe de Gobierno le cedió en forma excluyente la operatoria política que se "cocina" en las cercanías del Palacio de Gobierno, en Bolívar 1. Por su parte, Ibarra libró -también de manera excluyente- la Legislatura a la operatoria de Schifrin. La exclusividad de ambos territorios es inviolable porque el jefe de Gobierno no quiere que sus espadachines principales crucen estocadas entre ellos.
De todos modos, algunas nubes de tormenta ensombrecen el panorama. El temor de los radicales a la jubilación anticipada de de la Rúa los viene poniendo cada vez más agresivos con Ibarra, a quien le pelean cada espacio de poder como si fuera el único. A raíz de esta interna constante que les plantean las huestes del centenario partido de Leandro N. Alem, algunos sectores del ibarrismo están pensando en migrar la fuerza hacia otros horizontes políticos. Hay quienes prefieren un acuerdo con "Lilita" Carrió -generalmente, los que tienen un pasado de izquierda-, y hay quienes quieren algún tipo de acuerdo con el peronismo, o algún sector de él -quienes abonan este sendero suelen tener un pasado también peronista-.
Tanto uno como otro sector interpretan que en los últimos tiempos Aníbal Ibarra se ha convertido en un rehén del poderoso aparato territorial de la UCR, que lo acosó repetidas veces, por ejemplo con la Ley de Comunas. También abona esta sensación la descompensación que provocó el achicamiento que sufrió la propia bancada del FREPASO, víctima de sucesivas migraciones en el último año, que comenzó con 12 diputados y ahora se redujo a ocho, frente a los 13 diputados que sumaban y que suman hoy los radicales.
En medio de esta situación, el Frente Grande se dispone a sincerar -en su Congreso Nacional del 15 de diciembre- la nueva relación de fuerzas que se produjo a partir de la orfandad en que quedó tras la traumática renuncia de "Chacho" al gobierno y al partido, y la posterior supervivencia en estado precario de una Alianza que desde entonces ya no tuvo razón de ser. Ahora, "La Liga de Los Intendentes" se dispone a asumir la conducción, planteándose dejar atrás toda una etapa de la historia de la progresía argentina, más cercana al testimonio que a la construcción de poder.