Al mediodía de martes 9 llegó desde Gualeguaychú el primer grupo de asambleístas al puerto de Buenos Aires y ya están discutiendo, a metros de la terminal de Buquebus, qué estrategia seguir contra de la instalación de la pastera de Botnia en Fray Bentos.
Como era de esperar (y cumpliendo lo anunciado) se montó un dispositivo de seguridad -que responde al Ministerio del Interior- compuesto por miembros de la Prefectura, con el objeto de asegurar la paz social que algunos exaltados habían amenazado quebrar la semana pasada.
Las declaraciones de Romina Picolotti, secretaria de Medio Ambiente, el fin de semana pasado, echando pestes sobre la táctica jurídica construida desde el Palacio San Martín para presentar el 15 de este mes en La Haya, anticipan el resultado: una nueva derrota internacional (esta vez contra los cortes de ruta), y la orfandad de los conjurados en la cabecera de los puentes.
Los asambleístas pretenden "coordinar acciones futuras con agrupaciones porteñas" contra Buquebus, pese a la resolución en contra de esa medida que expidió un juez también durante la semana que pasó.
Acaso lo que estos ‘luchadores sociales’ no quieran entender es que sus acciones están perdiendo consenso de manera acelerada, y que las supuestas denuncias de corrupción contra el intendente de Piriápolis poco le interesan al porteño que está en verano trabajando, para no hablar de los que están de vacaciones.