Los bancos comienzan a complicar el plan de reactivación que quiere imponer el gobierno, y que pese a la inflación del 50% que se acumuló en los últimos doce meses, la gran mayoría de los clientes bancarios prácticamente no tuvo aumentos de su límite en la tarjeta de crédito.
La consecuencia es que una porción cada vez mayor se queda sin cupo para seguir comprando con el plástico y se caen miles de operaciones a diario por ese motivo.
Según la opinión de varios economistas muchos clientes han solicitado aumentos de sus límites para efectuar operaciones puntuales, por ejemplo compra de pasajes o de electrodomésticos, pero deben enfrentar fuertes resistencias de los oficiales de crédito. En muchos casos, los bancos están pidiendo para otorgar esos incrementos de margen que el cliente contrate otros servicios, por ejemplo un seguro de vida.
La falta de fondos para gastar con tarjeta implica a su vez un freno a las posibilidades de mejora de consumo que tenía previsto el Gobierno para los próximos meses. Sucede los aumentos de salarios que se negocian en paritarias deberían ir en paralelo de manera casi automática con un aumento de los límites de gasto con tarjeta, incluyendo el cupo para gastar en cuotas. Pero nada de esto ha sucedido, limitando así la capacidad crediticia de la gente.
En los comercios dedicados a ventas de electrodomésticos y otros productos durables aseguran que prácticamente una de cada tres operaciones que se paga con tarjeta es finalmente rechazada, ante la falta de límite por parte del potencial comprador. Si bien las cuotas vuelven a esos productos más accesibles, al tratarse de montos de compra elevados no pasan por el “filtro” de los topes impuestos por las tarjetas.
Desde el sector bancario indicaron que la decisión de manejarse con mucha cautela para incrementar el financiamiento con tarjeta no pasa por un aumento del riesgo, es decir de la morosidad. Si bien hay un aumento en los incumplimientos, no se trata de una situación dramática.
En realidad, lo que estaría detrás es la falta de rentabilidad el negocio de tarjeta de crédito, que en algún momento fue la “estrella” en los bancos. Pero ahora dejó de serlo, debido a distintos factores.
El primero de ellos tiene que ver con el tope de tasa de interés dispuesto por ley para el financiamiento de los saldos de la tarjeta que no se pagan. El 42% anual que los bancos pueden aplicar actualmente está muy por debajo del 50% de la inflación de los últimos doce meses, por lo que se trata de un “negocio” con tasa de interés negativa.
Y además, por que hay un gran porcentaje de las operaciones se canalizan a través del programa Ahora 12, en el que los bancos sólo pueden cobrar un 25% anual.
“Encima ahora hablan de un Ahora 24, es decir dos años sin interés para el público en un país con 50% de inflación anual. Es una locura”, explicaron desde el sector que nucléa a los bancos.
La elevada inflación es otro de los componentes de la ecuación que no cierra en el negocio con tarjeta. La explicación es sencilla: los bancos deben adelantar los pagos a los comercios por las compras realizadas, pero se trata de operaciones que por lo general están descalzadas con la cancelación del resumen del plástico. Esos días de diferencia son un subsidio implícito para el cliente que termina sumando montos millonarios.