El resultado de las próximas elecciones pone en juego el esquema de poder del Congreso. La reconfiguración del poder legislativo será clave para establecer la nueva relación de fuerza y el rumbo de los próximos dos años.
En Diputados, el Gobierno buscará sumar bancas para acercarse al quórum propio, que le permitiría destrabar proyectos frenados, allí se vencen se vencen 127 de las 257 bancas, y quien más arriesga es el bloque opositor. Ahí, pone en juego el mejor momento electoral del macrismo. La primavera de 2017, cuando la inflación no superaba el 25 por ciento y el dólar planchado rozaba los 17 pesos. De sus 115 bancas, renueva 60.
Para el oficialismo podría ser la oportunidad de aumentar su volumen parlamentario. Con 119 diputados, esta a 10 del quórum propio pero arriesga 51 bancas.
Si se repitieran los números de 2019, cuando con Alberto Fernández y Cristina Kirchner se impusieron con el 48% de los votos, a ocho puntos de diferencia a Juntos por el Cambio, superarían con creces esa barrera. Pero en el escenario económico y pandémico actual ninguna encuesta pronostica esa ventaja.
En el Senado, donde el bloque de Cristina Kirchner ya tiene mayoría propia, el desafío es no restar senadores para sostener esa superioridad. Se renuevan 24 de las 72 bancas; un tercio de la Cámara.
Como los mandatos de senadores duran seis años, renuevan los tres senadores electos en 2015, de ocho provincias: Catamarca, La Pampa, Tucumán, Mendoza, Chubut, Córdoba, Corrientes y Santa Fe.
El Frente de Todos que tiene 41 senadores y supera los 37 necesarios para el quórum y la mayoría propia, pone en juego 15 bancas.
Juntos por el Cambio, con un bloque de 25, renueva 8 propios, más la banca de su aliado del Interbloque Federal, el fallecido Carlos Reutemann.
En cuánto a las proyecciones, en Catamarca, Tucumán y La Pampa, el Frente de Todos confía en reponer sin sobresaltos los seis lugares y en Mendoza renovar la banca de la minoría, con Anabel Fernández Sagasti, mano derecha de Cristina en la Cámara alta.
Por el lado de Juntos por el Cambio confían en que además de conservar todos sus lugares puedan sumar de mínima dos senadores más: uno en Corrientes y otro en Chubut.
La clave para la oposición estará entonces en las dos provincias del centro: Córdoba y Santa Fe.
En Córdoba desde Juntos por el Cambio descuentan que ganarán, pero la banca de la minoría es la principal tensión porque el gobernador Schiaretti cerró por fuera del Frente de Todos.
En Santa Fe, donde el Gobierno pone en juego dos bancas, la elección para el FdT también es complicada porque además de Juntos por el Cambio, tiene mucho peso el Frente Progresista del fallecido ex gobernador Miguel Lifschitz.
De todas maneras, si el resultado no lo acompaña, el oficialismo siguen contando con los monobloques de la misionera Magdalena Solari Quintana y el rionegrino Alberto Weretilneck, que no vencen mandato y funcionan como aliados.