El peronismo porteño debate su futuro

El peronismo porteño debate su futuro

El PJ de la Ciudad se debate entre llamar a internas antes de fin de año o esperar para normalizar al partido. El fantasma de Lilita Carrió le complica las elecciones del 2005. Hubo contactos entre Alberto Fernández y Daniel Scioli. Qué puede hacer Cristina. A qué juega Telerman. Las claves para entender qué pasa


El peronismo de la Ciudad se encuentra frente a un dilema. Ponerle fin a la intervención con una elección interna antes de fin de año -o a lo sumo en los primeros meses del próximo- o dejar todo como está a la espera de que soplen mejores vientos para mover las fichas.

Quien tendrá que definir esta cuestión no es otro que el jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández, referente máximo del kirchnerismo porteño y hombre de la más estrecha confianza del Presidente de la Nación. Por estos días deshojan la margarita en el entorno del dirigente, ya que están muy divididas las opiniones acerca de la conveniencia de encarar la normalización del PJ Capital.

"Todavía no está claro de qué manera vamos a organizarnos para afrontar los comicios del año que viene, estamos esperando alguna señal de Alberto para ver cómo nos movemos", afirman en estricto off the record los seguidores del Presidente. Tienen ganas de salir a la cancha, pero chocan con un cuadro de dispersión en el distrito que les dificulta hasta la conformación de ámbitos de discusión.

"La interlocución es bilateral o en grupos muy reducidos", sostienen cuando se refieren a la relación con "Alberto", como le suelen decir sus seguidores. Ya pasaron los días en que todos aseguraban que "cualquier hombre del Presidente gana en el 2005". El crecimiento de Elisa Carrió y el mantenimiento de Mauricio Macri hacen que hoy en el peronismo porteño convivan más las dudas que las certezas.

Para colmo, sus aliados del ibarrismo pusieron en carrera a un competidor de fuste como Jorge Telerman, al nombrarlo en forma interina en la cartera de Desarrollo Social, un área muy codiciada por la política. Si bien el vicejefe ya ha anunciado que el 2005 no es su turno, Telerman constituye una de las figuras con mayor capacidad de bisagra entre los principales socios de la coalición y esta designación lo sesga tras los momentos de tensión que se produjeron entre los gobiernos desde la toma de la comisaría en La Boca hasta los graves incidentes en la Legislatura.

Nadie de los consultados niega que a través del SUTERH (y en su sede) se produjeron los primeros contactos entre Fernández y Daniel Scioli. Estos tanteos parecen demostrar que el albertismo -o algún sector del mismo- podría desandar la senda que inaugurara el propio Presidente cuando le dinamitó la jefatura de Turismo. La falta de referentes ya es un tema que se discute abiertamente en el entorno de Alberto y posiblemente la causal de la vuelta a las fuentes con un referente que sabe atrapar los sectores medios y garantiza resultados por lo menos aceptables.

Si Kirchner arreglara la situación en la Provincia de Buenos Aires con Eduardo Duhalde, aumentarían enormemente las chances de Cristina de competir en la Ciudad de Buenos Aires. Pero así y todo, hay quienes temen que la primera dama pueda ser derrotada en este difícil escenario por la blonda chaqueña. El esquema del acuerdo Kirchner – Duhalde podría completarse de este lado del Riachuelo con la inclusión de Jorge Argüello, referente del caudillo bonaerense en la Ciudad.

Desde la Rosada aseguran que para garantizarse la gobernabilidad, Kirchner querría ahora obtener la presidencia del PJ a nivel nacional. En ese sentido, son varios los seguidores de Alberto Fernández que consideran fundamental que su jefe se quede con la titularidad del justicialismo capitalino. El paralelismo entre ambas cuestiones es puesto en duda por quienes no comparten esta última movida, ya que argumentan que el distrito porteño poco le aporta al peronismo nacional.

Ir a internas convencionales "sin todos los piolines atados" es un riesgo que el botín en juego -el desprestigiado aparato del PJ- parecería no merecer. Otro podría ser el escenario si se planteara en forma simultánea a la normalización partidaria algún tipo de política frentista que ahuyentara a los fantasmas de los bajos guarismos que el sello obtiene. El propio Frente para la Victoria de Alberto Fernández o GESTA, el partido creado por Rafael Bielsa, bien podrían ser -entre otros- socios fundadores de ese espacio que nacería más oxigenado.

Por otra parte, el tomismo -otrora fuerza hegemónica- junto al SUTERH, parece haber bajado ostensiblemente por estos tiempos el nivel de confrontación interna a juzgar por las actitudes de alguno de sus referentes como el diputado nacional Cristian Ritondo.

El peronismo quiere ir, no sabe bien cómo pero como siempre lo intenta. Lo esperan agazapados algunos obstáculos por adentro y por afuera del partido. Hoy discute una interna que no termina de convencer. Después vendrá la verdadera discusión, en la que necesitará seguramente de todos los espacios que aún no articulan.

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