El final del miércoles se acercaba y en la Legislatura porteña, ya todos cansados se aprestaban a escuchar a Matías Barroetaveña, presidente de la Auditoría General de la Ciudad. Se esperaba que su declarción fuera bastante prolongada debido a los numerosos informes que su área realiza sobre la Ciudad. Sin embargo, nada de eso pasó y hasta tuvo un pequeño "time out" en el medio.
Sucede que la fiscalía quería que junto con la declaración del testigo se diera lectura a una serie de recomendaciones de los informes, etc. Pero, la defensa consideró improcedente la prueba y luego de pasar a un mini cuarto intermedio donde los hombres del recinto discutieron, se decidió no aceptar ese aporte, por lo cual, el testigo aportó poco a la causa.
Solo se rescata un informe que elevó al área de controles sobre hoteles, geriátricos y estadios que advertía las "graves irregularidades".
Además, Barroetaveña manifestó que "hubo ciertas reticencias" a responder los pedidos de informes desde aquel área.
Al testigo se lo "despachó" rápido y se disponían a tomar declaración a quien fuera "la mano derecha" de la secretaria de Control Comunal, Fabiana Fizsbin, Carmen Prusak, quien deberá soportar todo lo que no se le pudo preguntar a su ex jefa.