¿Qué incidencia tendrán el domingo el “voto bronca”, el “voto útil” y el ausentismo?

¿Qué incidencia tendrán el domingo el “voto bronca”, el “voto útil” y el ausentismo?

Hasta ahora, hubo un alto ausentismo en los comicios de 2021.


S on fuerzas, o potenciales fuerzas, que pueden operar en sentidos contrarios y, según cómo se manifiesten, inclinar la balanza electoral para un lado u otro. En los comicios quizá más extraños desde la vuelta de la democracia, con una crisis económica interminable y una crisis sanitaria aún con final incierto, el resultado de la votación del domingo genera muchísima incertidumbre. Con un ingrediente reciente e insoslayable: el grueso de las encuestadoras viene de errar feo en 2019. En la PASO subestimaron a los Fernández (pronosticaban una ventaja de 4 puntos y fue de 16) y en la general, a la dupla Macri – Pichetto (vaticinaban que se ampliaría esa brecha a 20 y terminó en 8).

Con este contexto extraño, y sin poder salir aún de la lógica de la grieta, los comicios 2021 traen sus propias dudas / claves. ¿Cuán grande será el ausentismo por el fantasma del Covid y la apatía de la sociedad hacia un amplio sector de la política? ¿Habrá un voto bronca que canalizará ese enojo? ¿De qué dimensión será la polarización esta vez, tras el récord de hace dos años?

Presentismo / ausentismo

Es, quizá, la mayor duda respecto a esta elección, que corrió su fecha un mes, justamente para no caer en un ausentismo histórico. Se presumía que la pandemia de Covid tocaría un pico en julio/agosto y en septiembre ya empezaría a mermar. En parte el pronóstico se cumplió y hoy los niveles de contagios son relativamente bajos. Sin embargo, esto no garantiza que se repitan los promedios de asistencia de las últimas elecciones.

Para tener como parámetro, en las legislativas de 2017, intermedias como las actuales, hubo una asistencia de entre 73% y 74% en CABA, y en torno al 78% en provincia de Buenos Aires, sin grandes variaciones entre las primarias y la general.

Este año, con la pandemia, en los 5 comicios que se llevaron a cabo (intendencia en Río Cuarto –Córdoba- y legislativas provinciales en Misiones, Jujuy y Salta, más gobernador en Corrientes) el presentismo estuvo entre 55 y 65. En caso de repetirse estos números a nivel nacional, éste podría uno de los comicios con menor asistencia en décadas.

Pero más allá de la cantidad, la duda es la cualidad de los ausentes. ¿Quiénes no irían a votar a la PASO? Una primera simplificación de los analistas presume que el beneficiado podría ser el Frente de Todos, cuyo anclaje en la estructura del PJ le garantizaría una movilización proporcionalmente más masiva de sus votantes. Esto viene comprobándose de algún modo en los comicios desde que hay primarias: la oposición suele conseguir sus mejores números en las generales. También podría incidir, siempre según esta presunción, que los seguidores de Juntos por el Cambio son, en amplio porcentaje, adultos mayores que podrían ser reacios a dejar sus casas por el temor al Covid.

De todos modos, algunas fuentes relativizan este razonamiento y aseguran que el ausentismo puede vincularse, no sólo con el coronavirus, sino también con el enojo generalizado de la sociedad por la situación actual y ése es un problema que atraviesa a toda la sociedad.

Voto bronca

Vinculado con este clima de enojo y apatía de los argentinos con la política (muchos cuestionan que sea el camino para resolver sus problemas), el interrogante es si en lugar de manifestarse con su ausencia, una parte de la población no lo canalizará a través del llamado “voto bronca”. Es decir, votando en blanco o anulando su voto, como ocurrió en las ya históricas legislativas de 2001, que anticiparon la caída del gobierno de Fernando de la Rúa.

En aquel comicio, en la Ciudad de Buenos Aires por ejemplo, el voto bronca superó los 20 puntos: récord total. Este año, sin embargo, salvo en ciudades puntuales, en las elecciones provinciales no se vio un fenómeno de este tipo. Tampoco aparece en las encuestas pre-electorales.

Parte del enojo con los partidos tradicionales sí podría canalizarse ante la irrupción de candidatos “nuevos”. El caso que quizá concita la mayor atención (por los números que muestra en los sondeos) es el de Javier Milei, de La Libertad Avanza. Con una campaña provocativa, que incluyó insultos hacia ambos lados de la grieta (le dijo “zurdo de mierda” al macrista Horacio Rodríguez Larreta y “parásito del Estado” al kirchnerista Leandro Santoro), se cree que puede superar los dos dígitos en CABA.

Con algo menos de expectativa viene transcurriendo la campaña de otro emergente de este espacio, José Luis Espert, que ya probó suerte en 2019 y quedó deglutido por la grieta. ¿Qué pasará ahora con su lista en Provincia? Por ahora, se cree que estaría más cerca de los 5 o 6 puntos que de los 10 con los que soñó en algún momento.

¿Y la izquierda no puede captar parte del descontento, también como opción por fuera de la polarización? En 2017, por ejemplo, en la Ciudad llegaron a sumar unos 10 puntos y en Provincia consiguieron bancas. Ahora, pareciera como si un sector de los jóvenes prefiriera manifestar su postura justamente parándose en la vereda contraria, la derecha.

Polarización / voto útil

La dimensión del voto bronca o de las expresiones más refractarias a la política tradicional también le pondrá sus límites a la grieta, que viene de sumar casi 90 puntos en 2019 (48% el Frente de Todos y 40% Juntos por el Cambio). Ahora no se llegaría a ese volumen, por varias razones. La primera es que en las legislativas intermedias la oferta se amplía y aparecen como terceras fuerzas algunos espacios provinciales fuertes que no juegan en una presidencial, como Hacemos por Córdoba, el MPN de Neuquén, el Frente Renovador de Misiones o Fuerza Republicana en Tucumán.

También se espera una merma lógica del voto oficialista, por la crisis y el desencanto que viene manifestando un importante porcentaje de electores 2019 del Frente de Todos con la gestión de Alberto Fernández. Ninguno de los parámetros que suelen modificar el humor social e incidir en el voto (inflación, desempleo, inseguridad) hoy se muestra con números en verde. Más bien lo contrario. Sólo la contingencia de la pandemia puede funcionar como un paliativo y contener la sangría oficialista. Además, claro, del recuerdo (malo) que dejó el macrismo cuando le tocó gobernar. Es el fantasma que intenta agitar el Gobierno.

Además, advierten encuestadores, si la gente percibe paridad en algunos distritos, puede adelantarse lo que se conoce como “voto útil”. Gente que se para en un lugar de la grieta con su voto, básicamente para que pierda el otro. Se descuenta que este fenómeno se dará en la general: la duda es cuánto podría adelantarse para las primarias del domingo.

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