En diálogo con Noticias Urbanas, Laspina, quien buscará renovar su banca en las próximas legislativas, dice que la oposición logró interpretar las demandas del electorado y lanzó: “Representamos más a la gente que este gobierno que, por momentos, parece delirante”.
-¿Le sorprendió la reacción del Gobierno por el resultado de las elecciones?
-Me sorprendió por lo burda. Por la forma más que por el fondo. Creo que el Gobierno, en primer lugar, hace un juicio equivocado de lo que expresaron las urnas. A mi juicio es mucho más que una coyuntura que habla de una economía apretada. Por supuesto, esto existe. Pero creo que tiene que ver más con un modelo que ya está agotado. Un sistema que plantea salir de la pobreza cuando es más una trampa para la pobreza. Creo que hay un agotamiento muy grande, un enojo muy grande por la insensibilidad del gobierno durante toda la cuarentena, cuando cerró las escuelas de manera indiscriminada, dejando a muchos chicos que no tenían conectividad fuera del proceso de aprendizaje. Y sobre todo, las actitudes vinculadas al Vacunatorio VIP, las fiestas VIP. Todos estos desmanejos del gobierno han influido en el enojo de la gente, sobre todo para el votante que era más leal al Frente de Todos. Hay fenónemos económicos a corto plazo, sí. Pero también hay cuestiones más estructurales, que tienen que ver con que se cayó el velo del distribucionismo fácil que, supuestamente, iba a sacar a la gente de la pobreza.
-¿Cree que fue un triunfo de Juntos por el Cambio? Hay que decir que en comparación a previas elecciones, el porcentaje de votos que recibieron no cambió sustancialmente.
-Los números son claros: la oposición no cayó y cayó el gobierno. Cuantitativamente, es así. Pero hay que destacar que obtener el mismo cuarenta por ciento de votos del 2019, que fue una elección ejecutiva, para una fuerza opositora, es muchísimo. De hecho, en el año 2017, Mauricio Macri gana las parlamentarias con el cuarenta y dos por ciento. Es decir, fue una gran elección por el hecho de que Juntos por el Cambio no haya caído y de que no se haya atomizado en otras fuerzas de oposición, que suele ser el caso en las parlamentarias, donde se polariza mucho más la elección. Esto no quiere decir que la gente esté feliz con la oposición y la clase política. Pero sí ve que hay una distancia muy grande entre la desfachatez política de este gobierno que, además, agita consignas que no son prioridad para la gente. Las personas están en el medio de un drama social y el gobierno está enfocado en cambiar el idioma español para ser más inclusivos. Me pongo a pensar en alguien que se está muriendo de hambre o alguien que no pudo enterrar a su viejo… Los temas que debate el gobierno son consignas ideológicas de una elite política que está a doscientos mil kilómetros de la gente. Esto surtía algún impacto cuando la economía estaba relativamente bien y creían que ganaban las elecciones por tener un discurso setentista. Hoy, es una afrenta para la gente que le hablen de temas que se discuten en las sociedades más modernas del mundo. Y a nosotros nos acercó a la sociedad hablar de los temas que le interesan a la gente como la seguridad o la inflación. Representamos más a la gente que este gobierno que, por momentos, parece delirante.
-¿Qué rol ocupa hoy Horacio Rodríguez Larreta en Juntos por el Cambio?
-Es el único gobernador que tiene el Pro en la Argentina, lo que lo hace, por supuesto, muy importante. Junto a Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Alfredo Cornejo y Martín Lousteau son los principales líderes de la coalición opositora. Y creo que la gente asocia a esas personas con la solución de problemas concretos y no con posturas ideológicas anacrónicas.
-¿Mauricio Macri fue revindicado con el triunfo opositor? ¿Patricia Bullrich salió fortalecida a pesar de no haber sido candidata?
-Las elecciones mostraron mucha generosidad de todos los dirigentes y una unidad y esto me parece sano. Eso no quiere decir que en el futuro no se compita. Cada uno tendrá ambiciones, que son legítimas. Yo creo que todavía la gente no eligió si quiere un halcón, una paloma, un avestruz o un hornero… Y cuanta más oferta tengamos, habrá más posibilidades de que le demos a la sociedad lo que está buscando. Es más, la lectura de las elecciones, no solo por la generosidad de Mauricio Macri de desprenderse, la generosidad de Patricia Bullrich de bajarse, y la generosidad de Horacio de incluirlos en la campaña, ha hecho que salgamos tan fortalecidos de esta elección.
-¿Y por qué Mauricio Macri y Patricia Bullrich no fueron convocados para conformar las listas?
-En las listas no hay lugar para todos. Y Macri nunca quiso participar de las listas y Patricia acordó con Horacio que las listas de la Ciudad de Buenos Aires las tenía que armar el Jefe de Gobierno. Y se armó una lista de unidad, donde imperan halcones, palomas, y miembros del radicalismo: está Fernando Iglesias, María Eugenia Vidal y Martín Tetaz. Y no sólo hicieron una lista de unidad, sino que le permitieron competir a Ricardo López Murphy, que hizo una gran elección. Y además, después hicieron campaña todos juntos. Ésos son los datos. El resto son especulaciones. En el futuro competirán los que quieran competir. Mauricio estuvo bastante presente. De hecho, el comentario de los analistas es que estuvo más presente en la campaña de lo esperado. Cuando Mauricio fue presidente, se fue con el cuarenta y uno por ciento de los votos. Entonces, más allá del microclima político que pueda haber, Mauricio Macri, en el peor momento de su gobierno, que fue en el 2019, en medio del ajuste con el Fondo Monetario Internacional, sacó cuarenta y uno por ciento de los votos. No creo que a un dirigente que hace esa elección se lo pueda minimizar seriamente. Creo que eso lo tienen muy claro Horacio, Patricia y la propia Unión Cívica Radical.
-¿Qué opina del fenómeno de Javier Milei? ¿Se imagina una fórmula del economista con Bullrich?
-El fenómeno Milei refleja una cuestión de forma que yo no comparto y una cuestión de fondo que me parece más relevante. De forma, me refiero a que tuvo modos de expresarse que han generado mucha conversación y eso en política siempre te suma. Sobre todo, cuando uno es relativamente conocido. Y él tiene un estilo de liderazgo muy particular, que atrae a mucha gente y que además, por momentos, también es antisistema, que a mí me parece que no es constructivo ni a mediano, ni a largo plazo. No creo que sea lo que él piensa. Yo creo que él adhiere a los principios de una democracia liberal, que es lo que todos compartimos. Es el sistema político que tenemos. En eso estamos todos de acuerdo. De fondo, expresa varias cosas. Primero, dice sin eufemismos, lo que Juntos por el Cambio no se atrevía decir, que era que el modelo kirchnerista, iniciado allá por el 2003 y perfeccionado desde el 2007 en adelante, de distribucionismo estatista y economía cerrada y capitalismo de amigos, fracasó. Y que es una máquina de generar pobreza, de subir impuestos y de ahogar al sector privado. Y lo dijo sin escrúpulos, reflejando lo que creen muchos de nuestros votantes y la sociedad. Y que, después de lo que fue el último año y pico del gobierno de Alberto Fernández, lo tiene más claro aún. Se acabaron las cajas para redistribuir. El kirchnerismo se basó en el boom de la soja y después, cuando se terminaron los fondos de las AFJP, manotearon los reservas del Banco Central. Y en el medio, subieron los impuestos de manera descomunal. Cuando se habían agotado todos los stocks, le entregaron el gobierno a Mauricio Macri para que haga el ajuste. Y ahora, volvieron y quieren hacer lo mismo sin recursos. Y la Argentina necesita ponerse a trabajar y generar riqueza para poder bajar la pobreza. Y el modelo kirchnerista propone todo lo contrario: distribuir lo que no hay que, ahora, implica la redistribución del impuesto inflacionario. El que mejor expresó eso, quizás con formas que yo no comparto, fue Javier Milei. Y creo que la sociedad, un trozo de ella, se lo reconoció con el voto.
-¿Cuáles son sus objetivos en el Congreso si lograr acceder a otro mandato?
-Yo, si todo sale como creemos que va a salir, voy a renovar mi puesto como diputado. Por lo tanto, voy a seguir en el Congreso en los próximos dos años. Y creo que tengo dos años de muchísimo trabajo sobre todo, para tratar de conformar un equipo económico y un conjunto de ideas que puedan ser útiles para la próxima administración. En eso voy a estar trabajando yo, personalmente, más allá de quien sea el Presidente en el 2023. Quiero estar listo, no yo solo, sino todo un equipo, para que haya un programa transformador de la Argentina.