Carlos Moyá ganó por tercera vez el ATP de Buenos Aires

Carlos Moyá ganó por tercera vez el ATP de Buenos Aires

En una final europea, el español Carlos Moyá se quedó con el título de la Copa Telmex al vencer al italiano Filippo Volandri en dos sets. Hubo partidos más aburridos en la historia del tenis mundial pero no nos acordamos. Con excepción de la emotividad de todo tie break, el del primer set, el resto fue de trámite convencional, con jugadas de pizarrón, sin salvadas sensacionales ni cierres de punto maradonianos. El marcador final fue de 7-6 6-4 para el mallorquín que no escatimó palabras de agradecimiento para el público del Buenos Aires que hincha, curiosa y exageradamente, por él


Una semana calurosa, pegajosa pero con todos los colores del arco iris de modo que un espectáculo donde la estética tiene mucho peso se vio beneficiado. Los jugadores no, al borde la deshidratación, sólo en el turno nocturno pudieron jugar felices sin la sensación del sacrificio exagerado. Cuarenta minutos después de terminado el partido, Moyá se presenta en la sala de prensa bañado y planchado y la cronista de E entertainment lo felicita por ser "tan guapo". No le hace asco a ninguna estupidez el español, agradece, dice "vale" y dice "venga". Durante la entrega de la Copa Telmex, el director del torneo Martín Jaite, le agradeció "infinitamente" su presencia en Buenos Aires y desde la tribuna gritaron "agradecé a los gatos".

La Copa Telmex es precisamente el nombre que este año tuvo el torneo ATP de Buenos Aires y que da puntos para el ranking mundial y plata, obvio, que sin eso no se mueve el mundo. Y menos éste.

El Buenos Aires Lawn Tennis Club, el viejo BALTC, metido en los bosques de Palermo ordenados por Sarmiento hace más de cien años, lució esta semana que duró el torneo como en los mejores sueños de los capitalistas más enchufados en asegurar la perdurabilidad de la renta sin que nadie se deprima. Parte de la vida real quedó, naturalmente fuera del Club, en la postal de algunos linyeras durmiendo monas alcohólicas al lado del campo de Golf, abrazados a las rejas, y babeándose viendo pasar a las señoras que van al tenis; y en la crudeza mafiosa de los cuida coches que piden 10 o 15 pesos por cuidar un auto que, técnicamente, se cuida solo. "Es lo que están dejando", dijeron a NOTICIAS URBANAS dos muchachos que comienzan la negociación tocando el auto, apoyándose en él. Optamos, no obstante, por dejarle 2 pesos, como seguro contra rayaduras pero temiendo lo peor para el regreso. La policía, algunos suboficiales muertos de calor y de sueño por el sistema de adicionales, que puede tenerlos parados durante un día seguido, están lejos de los cuida coches, calculadamente distantes y más bien hacen foco en todo lo cromañónico que pueda tener un espectáculo deportivo para multitudes. En fin.

Dentro del club, otra parte de la vida real. Los culos de las pibas de Prosegur compitieron con los culos de las pibas de Mercedes Benz y todos los culos compitiendo con los culos de las nenas de Lacoste, culos franceses for export de Saint Tropez. Son las coristas de la máquina de vender cosas que no hacen falta y que son la nafta del deporte profesional. Después los vendedores hombres de panchos, patis y cocas y de encordados, raquetas y pelotas; morochos los primeros, rubios los segundos. Los pantaloncitos y muñequeras se conseguían a mejor precio que en los negocios que dan a la calle y la pasarela de compras volvió a ubicarse en la sección del club más inmediata a la puerta que es de entrada y de salida. La hilera de carpas se convirtió por momentos en el respiro y respuesta reconocible y mercantil a la pregunta de fondo que cualquiera pudo hacerse en algún momento mientras miraba un partido: ¿QUE HAGO ACÁ?

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