La Legislatura porteña renueva el 14 de noviembre la mitad de sus bancas (30 sobre 60), con particularidades inversas a la pelea mayor de la grieta: en este caso, el oficialismo lo representa Juntos por el Cambio, con el Frente de Todos ubicado como la principal oposición. De un lado, uno busca mantener una supremacía holgada; del otro, su rival intenta impedir que consiga una mayoría especial, con un argumento que también se escucha a nivel nacional: “Hay que parar al oficialismo (en este caso porteño) para impedir que tenga los dos tercios y pueda (eventualmente), reformar la Constitución”.
En paralelo, la izquierda tendrá el desafío de mantener -al menos- su lugar y los libertarios, que sorprendieron en las PASO, de debutar en el recinto con el mayor número de bancas posibles.
El bloque Vamos Juntos (versión local de Juntos por el Cambio) y sus aliados ponen en juego 21 bancas: son las que sumó como interbloque, uniendo bancadas con socios políticos como UCR-Evolución, que se referencia con Martín Lousteau, el GEN de Margarita Stolbizer o los socialistas de Roy Cortina.
Y el desafío para Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno y jefe político del espacio, es complejo. De repetir el número de las PASO, en torno al 48 o el 49 por ciento, la alianza que armó con el PRO, la UCR, la Coalición Cívica, Evolución y Republicanos sumaría entre 16 y 17 escaños, cuatro o cinco menos que los que arriesga. Alerta amarilla.
Así, de los 38 legisladores con los que cuenta actualmente, pasaría a 33 o 34, entre dos y tres de los necesarios para tener quórum y la mayoría simple (31), que sirven para aprobar el grueso de las leyes, pero no con tanta comodidad como hasta ahora.
La sábana de Juntos por el Cambio la encabezan María Eugenia Vidal, Martín Tetaz y Ricardo López Murphy para el Congreso y Emmanuel Ferrario para el tramo legislativo porteño.
Del otro lado de la grieta, la vice Cristina Kirchner ya envió el mensaje para que en los próximos comicios en CABA salgan a pelearles la elección a los “republicanos de morondanga”, que están muy cerca de lograr la mayoría especial (40 bancas sobre 60) y -según alertó- poder “modificar la Constitución”.
Para llevar a cabo semejante tarea están al frente de la sábana Leandro Santoro y Gisella Marziotta, quienes encabezaron la lista del FdT y se acercaron a los 25 puntos, cerca de la mitad de JxC. En el tramo para la Legislatura encabezó la boleta del FdT el sindicalista Alejandro Amor.
El espacio K pone en juego 6 de las 17 bancas que tiene actualmente, las que se lograron con Unidad Porteña en 2017, cuando estuvo por debajo de los 25 puntos. En 2019 superaron los 30 puntos, lo que les permitió sumar una docena de lugares más en la Legislatura.
Con el FdT se da una curiosidad: aun perdiendo la elección por mucho, con repetir los números de las primarias, el bloque se ampliaría de 17 a 19 legisladores.
La izquierda y los libertarios
Las tres bancas restantes en juego las ponen dos fuerzas, el Frente de Izquierda Unidad y Autodeterminación y Libertad. Tienen un desafío electoral difícil por delante, luego de la sorpresa que dio Javier Milei en las PASO, donde La Libertad Avanza se ubicó como tercera fuerza.
De repetirse el 14 de noviembre los resultados del 12 de septiembre, con más de 13 puntos, los libertarios entrarían al recinto de la mano de Ramiro Marra, el primer candidato a legislador en la lista, y podrían sumar otros tres lugares.
Mientras, el FIT-U y AyL, con los porcentajes de las primarias solo retendrían sus bancas, sin sumar más escaños. Inclusive el partido de Zamora corre el riesgo de perder la única que tiene, si quedara debajo de los tres puntos.