Vecinos y familiares de Roberto Sabo, el kiosquero asesinado durante un asalto en la localidad de Ramos Mejía, continuaron este lunes exigiendo justicia por el violento crimen que tuvo lugar dentro del partido de la Matanza. La movilización volvió a tener serios incidentes con corridas, empujones, botellazos, balas de goma y gases lacrimógenos.
Dicha manifestación, que comenzó a las 19 horas, se lleva a cabo en la Avenida de Mayo y calle Alvarado, zona céntrica del barrio donde ocurrió el crimen del hombre de 48 años de edad, a tres cuadras de la Comisaría Segunda.
Los delincuentes, un joven de 29 años y una chica de 15, entraron al local de Sabo con fines de robo y, en circunstancias que todavía no pudieron ser determinadas por las autoridades, efectuaron cinco disparos contra el kiosquero, para luego darse a la fuga.
El domingo 7 de noviembre se llevó a cabo un primer día de protestas, en la que allegados al kiosquero junto con residentes de la zona reclamaron mayor seguridad frente a la Comisaría de Ramos Mejía, a la vez que visibilizaron pancartas con consignas varias.
A horas de la noche, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, se hizo presente en el destacamento policial. Fue recibido con insultos y gritos. Luego, comenzaron cánticos en contra del intendente de la Matanza, Fernando Espinoza.
▶️ En medio de la marcha en Ramos Mejía, un policía le arrancó una bandera al papá de Zaira Rodríguez https://t.co/2JLP7R4gg0 pic.twitter.com/vnR77MdpF3
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) November 9, 2021
Con la presencia de los hijos, la ex mujer y el padre de Sabo, este lunes se produjo la segunda jornada de reclamo, en dirección a la comisaría que está a 300 metros de donde ocurrió el hecho delictivo. La convocatoria se llevó a cabo a través de las redes sociales.
A diferencia de la anterior protesta, las autoridades anticiparon un clima de tensión. Por ello, desplegaron vallas en las inmediaciones y un gran número de efectivos policiales se hicieron presentes. A horas de la tarde, muchos arremetieron contra el cuerpo.
“No queremos pelear con ustedes”, les decía un hombre a los uniformados. La respuesta fue un doble cordón de policías. “Oh, qué se vayan todos, que no quede ni uno solo”, cantaban los congregados mientras los policías frenaban a la gente.
Incluso, mujeres, adultas mayores ellas, les explicaban a los vecinos que los agentes no tenían la culpa, ni nada que ver con lo sucedido. A pesar de ello, algunos manifestantes arrojaron bombas de estruendo a la Policía y seguían los aplausos.
Pasadas las 20.25, la protesta se salió de control. Se produjeron entonces conflictos con las fuerzas, quienes lanzaron gas lacrimógeno para luego defenderse con sus propios escudos. La gente avanzó, empujó a los efectivos y las vallas.
Mientras la gente quedó cara a cara con los agentes, volaban botellas y se escuchaban los estruendos y ruidos de vidrios rotos. Un comisario pedía calma y había manifestantes que intentaban calmar los ánimos de los manifestantes.
Asimismo, la bandera que tenía el nombre de Zaira Rodríguez, a quien mataron en un robo en noviembre de 2018, fue arrancada por un policía de las manos de los manifestantes. De nuevo, la bronca de la gente se hizo carne en la primera línea de la marcha.