El diputado nacional por el Frente de Todos sostuvo que la “Gestapo Sindical” fue una operación llevada a cabo durante el gobierno de María Eugenia Vidal, con la complicidad de jueces y medios de comunicación y también opinó sobre la reelección indefinida de intendentes bonaerenses: “Es una ley que agrega un nuevo problema que ya existía”, dijo.
Sobre el escándalo de la “Gestapo Sindical”, ¿usted cree fue solo una conversación o, por el contrario, una operación que efectivamente se llevó a cabo?
Creo que se trata de un plan sistemático y articulado por el Ministerio de Trabajo, respaldado por el Ejecutivo bonaerense encabezado por María Eugenia Vidal. A estos actores se les suma la participación de algunos jueces y la articulación con medios hegemónicos de prensa, que se encargaron de construir un relato mediático que permitiese la persecución y la descalificación de determinados dirigentes sindicales que el oficialismo bonaerense tenía la mira. En este último vídeo se muestra claramente cómo, a través de una suerte de Gestapo, querían terminar con el movimiento sindical. Estamos ante un hecho de inusitada gravedad institucional, que revela el ataque sistemático a los reclamos de los trabajadores frente a la caída del salario y el desempleo. Esto puso en vilo a la democracia argentina, que es un país que dijo “Nunca Más” al terrorismo de Estado.
¿Pero no le parece llamativo que esto salga a la luz ahora? ¿Es creíble que lo hayan encontrado en tareas de mantenimiento?
Hay distintos tipos de versiones. Algunos la atribuyen a la propia interna de Juntos por el Cambio. De todas formas, el punto es que habla claramente del espionaje político que existía durante el gobierno anterior. Esta práctica, vale decir, es completamente ilegal y debilita la democracia argentina.
¿Y no considera que también hubo aprietes a la justicia durante el gobierno kirchnerista?
Lo importante de todo esto es la gravedad de lo que se testimonió. A mi modo de ver, las conversaciones que se filtraron entre Cristina y Parrilli ratifican lo que venía diciendo. Es escandaloso que a partir del espionaje se hayan extraído conversaciones que luego fueron entregadas a los medios, sólo para que los periodistas comenten sobre el hecho de que Cristina insultó a Parrilli. Es un escándalo de república bananera.
Pero repito, ¿no le parece curioso que tanto desde el macrismo, como desde el kirchnerismo nieguen ser culpables de las causas que se les adjudican?
Yo no parto de la hipótesis de que el macrismo y el justicialismo operen igual. De ninguna manera. Yo creo que ha habido un plan sistemático de utilización de los medios hegemónicos, la justicia y el espionaje ilegal que no tiene parangón en la historia argentina. Yo no creo que se pueda poner al macrismo y al kirchnerismo en un plano de simetría. A Cristina Kirchner la justicia le fue hasta la médula. Y no pudieron demostrar nada. Y lo que encontraron eran testimonios truchos de tipos que ahora tienen que hacerse cargo, ante la justicia, de las mentiras que dijeron. No se puede poner en espejo eso con lo del Correo. En el caso de Macri, no hay nada inventado. Lo único que es un invento es que él todavía siga siendo inocente. No es lo mismo una causa inventada que el hecho de que alguien pueda salir ileso porque es el dueño de la justicia en la Argentina.
La legislatura bonaerense aprobó la reelección de intendentes. ¿Cuál es su postura?
Es una ley que agrega un nuevo problema que ya existía. Me refiero al tema de hacer cambios electorales en función de las necesidades coyunturales de determinadas fuerzas. Creo que hay que pensar una institucionalidad electoral que no esté dictada por las apetencias políticas del poder de turno.
Esta semana se firmó el Consenso Fiscal 2022. Según el Presidente, sirve para la negociación con el Fondo. ¿Coincide?
El Acuerdo Fiscal es ahora más necesario que en otras oportunidades. Esto se debe a que no tenemos un presupuesto aprobado. Tener que apelar al presupuesto del año anterior es, para el funcionamiento del gobierno, como también para la previsibilidad de las políticas de las provincias, un elemento que, claramente, juega en contra. En ese sentido, la aprobación del Pacto Fiscal le da a las provincias cierta posibilidad de tener un panorama claro y anticipatorio de cuáles son los recursos con los que van a contar en materia impositiva y tributaria. Y, por supuesto, entiendo que puede servir para la negociación con el Fondo. Ésto es sólo por el hecho de que lo firman gobernadores de provincias que también tienen al frente de sus ejecutivos a líderes de la oposición. Esto da una muestra de institucionalidad que enmienda, en parte, el escándalo que significó el rechazo del presupuesto por parte de la oposición en el Congreso Nacional.
¿Cómo vio la ausencia de Horacio Rodríguez Larreta?
Entiendo que Horacio Rodríguez Larreta estuvo ausente de la firma de ese pacto por dos motivos. El primero, porque está acorralado por sus propios actos. Él se ha presentado a la Corte Suprema para tratar de modificar una decisión del Ejecutivo vinculado con un ajuste de la coparticipación. Y segundo, por la propia interna de su fuerza política. Al intentar mantener un perfil de dureza con el oficialismo y, al mismo tiempo, querer combatir con bloques como el de Mauricio Macri o Patricia Bullrich, hace que la hegemonía de su partido entre en duda.
¿Qué pronóstico económico y político podría dar para el año que está por llegar?
Va a ser un año que, de acuerdo a cómo pueda resolverse la discusión con el FMI, vamos a tener márgenes para reflotar la economía. Creo que es la gran expectativa que tenemos los argentinos, que queremos volver a tener un país que genere empleo, que se aleje de la trama parasitaria de la especulación financiera y que brinde un salario digno a todos aquellos que hoy tienen planes sociales. Ojalá que esa negociación evite que tengamos que asfixiar esta llamita de una economía que está empezando a crecer.