Usted, que preside el Frente de Todos de la Legislatura porteña, ¿cómo ve la renuncia de Máximo Kirchner?
Las decisiones de cada uno son individuales. Si él consideró que renunciar al bloque fue una manera de mostrar que no apoya el acuerdo que se anunció con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o si incluso lo hizo por razones personales, hay que respetarlo. De todas formas, es importante aclarar que él dijo que está en desacuerdo con el plan de negociación con el Fondo, pero que lo va a acompañar. Hoy, el Presidente del Bloque es el compañero Martínez, un viejo militante de Rosario. Es una persona que acompañó a Rossi por muchísimos años. Y creo que tiene muy buenas aptitudes para ocupar este rol en estos momentos.
¿Cómo pretenden mantener la unidad del partido?
A ver… Yo te puedo dar mi visión desde donde estoy que es la Legislatura. Y no creo que nos repercuta. En la Legislatura estamos bien. Estamos unidos. Por supuesto que con todos estos cimbronazos, nos juntamos a hablar con todos los compañeros para intentar dirimir las diferencias. Nosotros dialogamos mucho entre los diferentes sectores que componen el bloque. Si tenemos alguna duda o contradicción, la solucionamos enseguida. Yo soy el más grande. O casi el más grande. No te digo que soy el patriarca, ni el Maestro Ciruela del bloque, pero los legisladores me escuchan y yo los escucho a ellos. Eso ayuda mucho.
El Bloque de Frente de Todos en la Legislatura está compuesto mayoritariamente por el ala camporista. ¿Cómo lo afecta, teniendo en cuenta su vínculo cercano con Alberto Fernández?
Yo no me gané el rol de Presidente del bloque por una pulseada. Fue una reunión que tuvimos con Alberto, ya electo como Presidente, y todos los compañeros del bloque. Ahí, se decidió mi puesto y nadie presentó objeción. Y ya van dos años donde todo marcha bien. Por supuesto que tenemos los inconvenientes que cualquier coalición tiene. Pero todo se conversó y se solucionó. Desde quién hablaba, quién iba a la prensa… todo. Incluso, en las reuniones de fin de año que tuvimos, mis compañeros me han llegado a decir que están muy contentos porque antes no estaba la unidad que existe ahora. Yo me tengo que sacar el sombrero. Hay compañeros y compañeras que trabajan un montón como, por ejemplo, el caso de Claudia Neira, Lu Cámpora, también Andrade, por nombrar a algunos. Yo podré ser la cabeza del bloque, pero la realidad es que laburamos todos.
Después de que el Ministro Martín Guzmán haya anunciado el nuevo acuerdo con el FMI, el Presidente hizo una gira por China y Rusia. ¿Le preocupa que esto dilate aún más las negociaciones?
Para nada. Tanto el Fondo como Estados Unidos ya sabían de esta gira. No creo que se genere tanto problema. Y además, fue una buena gira. Yo creo que a partir del cierre con el Fondo, ya no tenemos excusas y va a ser el momento en que la Argentina despegue de una vez por todas.
¿Pero no le parece polémico tener un vínculo con alguien como Vladimir Putin?
Argentina, con el tema de la vacuna Sputnik, tiene una buena relación con Rusia. Fue uno de los primeros países del mundo que nos dio una mano muy fuerte con esta cuestión. En ese sentido, creo que el viaje de Alberto a Rusia fue una forma de agradecimiento. El conflicto con Ucrania escapa a la Argentina. Además, la visita a Rusia también fue para encaminar varios proyectos que estaban en carpeta.
Pero estamos hablando de un gobierno que prohíbe la propaganda homosexual, persigue a los opositores, por solo nombrar algunas cosas…
Creo en la no injerencia sobre los asuntos internos de otras naciones. Además, el primer país que nos dio la vacuna fue Rusia.
¿Y China?
Lo de China fue para cerrar acuerdos preexistentes.
Hay especulaciones de que, en el caso de que el Frente de Todos no gane en el 2023, pateen la deuda para el próximo gobierno. ¿Esto es así?
No. Además, no está en la cabeza de ninguno de nosotros la idea de perder en el 2023. No tengo ninguna duda. Es imposible que no ganemos. Yo, desde que me fui del gobierno de Néstor, le dije a Alberto: “Vos tenés que ser Presidente”. Y bueno, Alberto fue electo Presidente. Y es Presidente. Y va a seguir siendo Presidente.
¿Usted lo ve a Alberto Fernández con las cualidades necesarias para ganar otra presidencia? ¿Cree que se lo respeta?
No tengo ninguna duda. Y se merece serlo porque es una persona que disfruta de ayudar al pueblo. Que se preocupa cuando hay un compañero, un amigo, un vecino que está mal. Está permanentemente, hablando con el Ministro de Desarrollo Social, con el de Economía, con el equipo del Ministerio de Turismo y Deportes. Con todos. Él tiene en la cabeza todos los puntos en los que estamos flojos. Es una persona que camina en la calle y la gente lo para para contarle sus problemas. Y él los soluciona. A ver, dentro de todo lo que nos está pasando, hay muchísimas cosas para mejorar. Muchísimas. Repito: una vez que se apruebe el acuerdo con el Fondo en el Congreso, ya no vamos a tener excusas para no despegar.
Se ha dicho que el Presidente no tiene un muy buen temperamento. ¿Lo ve como una virtud o una desventaja?
Te voy a contestar como ariano. Alberto también es ariano. Somos excelentes personas. Pero si hay algo que nos pone mal, saltamos como leche hervida y capaz que decimos cosas que no tendríamos que decir. O incluso nos enojamos cuando no deberíamos hacerlo. Sí, somos frontales, pero reconocemos nuestros errores.
En el marco del escándalo de la cocaína envenenada, Patricia Bullrich criticó la gestión de Aníbal Fernández. ¿Qué le diría?
Patricia es una persona que necesita estar en el candelero siempre. Entonces, pasa cualquier cosa y ella sale y habla sin saber. Yo a Patricia la conozco desde hace muchísimos años, de cuando ella estaba en el peronismo. Ella fue la Jefa de Campaña de Ermán González. A lo que voy es que si la veo por la calle, la saludo porque nos conocemos. Pero ella tiene un problema personal con Aníbal. Lo que dijo de la droga no tiene razón de ser y, además, se equivocó. Si la tienen que castigar, que la castiguen los propios que, dicho sea de paso, ya deben tener bastantes líos internos.
¿Y cómo ve la gestión de Aníbal Fernández como Ministro de Seguridad?
De Aníbal se pueden decir muchas cosas, pero lo banco a muerte. Lo de la cocaína envenenada no fue por una guerra de carteles. Hay muchas versiones. La más veraz es que querían hacer algo nuevo y, evidentemente, les salió mal. Por supuesto que no deberíamos ni tener que estar hablando de esto. Es una barbaridad. Es terrible lo que está pasando con el tema de la droga. Las Fuerzas Federales están ayudando como pueden.
En sus redes, usted difundió el estreno del documental de la tragedia de Iron Mountain. ¿Usted cree que se va a resolver?
Yo deseo, fervientemente, que haya justicia. Lo que pasó fue una tragedia que el gobierno de turno, hablo de Mauricio Macri y Larreta, tapó todo. Murieron diez personas, entre ellas, bomberos y rescatistas. Hay que decirles a Macri y a Larreta que esas personas también son seres humanos. Este incendio, además, fue intencional.
¿Ve algún paralelismo con la tragedia de Once? ¿Qué opina de la reacción de Cristina Kirchner?
Lo del Once fue una maniobra mala del conductor que le falsearon los frenos… no sé bien qué pasó ahí. A lo que voy es a que no fue intencional. En este caso, el gobierno estuvo presente, más allá de si Cristina habló o no. Les dio ayuda a las víctimas y estuvo con los familiares.
Por último, desde su rol como legislador porteño, ¿cuáles son los temas que más le preocupan?
Lo que más nos preocupa es la falta de espacio verde en la Ciudad. Nosotros proponemos hacer un parque y, enseguida, el gobierno te hace un edificio. Es una discusión que tenemos permanentemente. Y, lamentablemente, ellos tienen la mayoría y pueden sacar la ley que quieran tranquilamente. El único recurso que tenemos es la audiencia pública. La de Costa Salguero fue histórica, por la cantidad de ciudadanos que se presentaron para estar en contra de la edificación. Las audiencias públicas deberían ser vinculantes. No es que uno sea un negado y que no quiera que haya edificios. Pero en la Ciudad hacen falta lugares verdes. Pero bueno… quedan muchísimas cosas por mejorar.