El exauditor regional del Fondo Monetario Internacional (FMI) Alejandro Werner afirmó que el Gobierno tuvo una estrategia inteligente para negociar con el organismo multilateral, aunque afirmó con el nuevo programa la inflación no cederá y el crecimiento económico no será más robusto.
En una entrevista por zoom desde Washington, el economista mexicano que auditó al país hasta el año pasado afirmó a Infobae que tanto para el FMI como para el Gobierno es mejor que se firme un nuevo programa, aunque no sea ambicioso en materia de reformas.
Además, relativizó la importancia de la influencia política de EE.UU. sobre el perfil técnico del nuevo acuerdo y afirmó que no tiene sentido que el Banco Central intervenga para bajar la brecha cambiaria si no se solucionan los desequilibrios económicos que enfrenta el país.
Al ser consultado sobre si el FMI fue demasiado laxo al anunciar el entendimiento, Werner afirmó: “No coincido con esa visión. Que el Fondo no haga un programa es malo para la Argentina y para el FMI en América latina; las sutilezas de no firmarlo no se van a entender y lo que se va a ver es un país miembro que quería trabajar con la institución y que no pudo llegar al acuerdo. Está claro, a la vez, que los problemas de Argentina no fueron creados ni serán solucionados por el FMI”.
Y agregó: “Esto se da en un contexto de origen político por un conflicto distributivo que tiene que ver sobre qué tamaño del Estado quiere tener la Argentina y cómo lo financia. Mientras no resuelve este dilema, se generan instrumentos más distorsivos como los controles de precios y al comercio exterior con una visión de corto plazo, que genera a su vez a menor inversión y crecimiento”.
El exfuncionario del Fondo se refirió a las negociaciones que llevó adelante el equipo económico a cargo de Martín Guzmán y explicó: “Creo que la estrategia de negociación fue tremenda exitosa para las preferencias del gobierno argentino: fue como plantear que quería llegar a la Luna cuando solo podía llegar a Chascomús. Si plantear los sobrecargos y un mayor plazo fue una bandera para lograr concesiones como las que logró, fue inteligente y me sorprende que mucha gente no haya entendido que logró sus objetivos, por más pobres que fueran”.
En relación a los beneficios del acuerdo para bajar la inflación y tener crecimiento, Werner indicó: “El programa no va a generar condiciones para una reducción sostenida de la inflación de ahora a 2 o 3 años. En realidad, por un lado, al reducir el financiamiento del Banco Central al Tesoro, eso ayudará a que la inflación baje, pero al mismo tiempo se realinearán los precios relativos, lo que generará una mayor suba de precios. Esos dos factores en choque se van a equilibrar en los próximos 2 años y se reflejarán en una inflación más o menos parecida a la actual, tal vez más alta en 2022 y luego parecida en 2023. Pero, sin un programa, el país iba a tener menor inflación en el corto plazo pero eso iba a presionar más la brecha por la vía de un mayor financiamiento monetario y eso llevaría a más inflación. Sin programa, la posibilidad de un escenario de descontrol financiero y una inflación de 3 dígitos hubiera sido más alto”.
Y precisó también: “Por otro lado, desde el punto de vista del crecimiento, a veces hay un análisis un poco miope de las fuentes de crecimiento en la Argentina, cuando se pone demasiado énfasis en la restricción de divisas como barrera al crecimiento, ya que hacen hincapié en el manejo de la demanda agregada de corto plazo sin explicar cómo éste factor incide justamente sobre la restricción de divisas y por ende sobre el crecimiento de mediano plazo. Por supuesto que con la recuperación pospandemia, una baja capacidad instalada y algunos estímulos fiscales, ayudan, pero cuando se regresa a niveles normales de actividad económica, la lógica de la restricción de divisas es la que va a determinar el crecimiento en la Argentina”.
Por último se refirió a la influencia de Rusia en el FMI y respondió: “En mis nueve años en el FMI Rusia nunca fue relevante en las discusiones sobre los programas de la región; cuando se habló de la posibilidad de un programa en Venezuela, se pensó qué pasaría si Rusia se involucraba, pero nunca pasó. En cambio, China es mucho más influyente; en los años que estuve hubo una progresión de ese país para ir institucionalizando su relación financiera los con países emergentes”.