El martes primero de marzo se realizó una nueva apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Como viene sucediendo hace un par de años, lo que tendría que haber sido un momento esperanzador y de sumo entusiasmo, vuelve a dejarnos a todos los argentinos con muchas más dudas que certezas. Quien debe conducir los hilos de nuestro país no solo no nos ha dado herramientas para creer que las cosas pueden mejorar, sino que su intento frustrado por agradar al sector más fanatizado del kirchnerismo lo ha alejado cada vez más de la realidad en la que vivimos.
Es difícil comprender cuál es el mensaje que se quiere dar. De más está decir que luego de endulzar nuestros oídos con el supuesto interés de cerrar la grieta, en el párrafo siguiente del discurso no han hecho más que alejarnos y dividirnos en el momento más delicado de la Argentina en la última década. Así nos encontramos, hemos perdido la brújula y no hay indicios de que la vayamos a recuperar.
Para entender lo que está sucediendo solo basta con analizar un poco lo que el ejecutivo nacional viene haciendo. Mientras todo el mundo occidental se expresa y se posiciona frente a la decisión de la autocracia rusa de invadir un país libre y soberano como es Ucrania, nuestra Cancillería juega a la duda. Mientras las mujeres y niños ucranianos huyen para proteger sus vidas de los bombardeos del Kremlin nuestro gobierno no hace más que intentar justificar tan criminal acción. La realidad es una sola. Existe un país agresor y un país agredido.
Nuestro presidente que cada vez que se expresa como una persona que no falta a la verdad lo único que hace es sembrar más dudas. Quien dice habernos cuidado y protegido durante toda la pandemia no es más que el que organizó una Fiesta en la Quinta de olivos, aquel responsable político del vacunatorio VIP como así también de que más de medio millón de chicos no hayan iniciado las clases en la última semana.
Lamentablemente ese es el horizonte cercano que tenemos, no hay muestra, ni señales, ni gestos de que esto pueda cambiar en el corto plazo. Lo que sí es seguro es que nuestro espacio siempre va a defender a los argentinos y a plantarse cuando sea necesario. Esa es nuestra misión y nuestra obligación. El cinismo y la falta de sentido común se han apoderado del Gobierno Nacional. A más de dos años de haber iniciado la actual gestión estamos en condiciones de poder afirmar que efectivamente no les interesa el bienestar y la calidad de vida de la gente sino solo poder cumplir con sus intereses personales.
Los argentinos debemos entender que no podemos seguir transitando por este camino que nos está alejando del mundo cada vez más. Debemos gobernar con seriedad para poder solucionar los problemas que se han acrecentado en estos últimos dos años. No hay otra manera para lograr esto. La única fórmula posible es la educación, el trabajo, el compromiso y el esfuerzo. Los atajos no han funcionado. Argentina merece un gobierno responsable.