El conflicto entre Rusia y Ucrania está generando una guerra económica que ya no solo afecta a los involucrados en las sanciones económicas (principalmente a Rusia), sino a todo el mundo ya que la energía y los alimentos resultan indispensables en todos los países del planeta y el encarecimiento increíble de estos commodities ha puesto a todos los países en alarma naranja.
Una prueba de lo complejo de la situación se vivió ayer en Venezuela, con la visita de funcionarios y empresarios de los Estados Unidos, su archienemigo, quien, a pesar de ser el primer productor del mundo de petróleo, no le alcanza para mantener su nivel de consumo. Y tampoco desea tocar sus reservas ya que, si bien las mismas son consideradas estratégicas, esta crisis mundial puede tener otras soluciones de menor costo para la primera potencia mundial. Por ejemplo, legitimar a Venezuela…
Fue por lo menos extraño ver y escuchar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ayer tras la reunión que transcurrió en buenos términos, hablar de “lo bonito que quedan las dos banderas juntas” en referencia a la de su país y la de Estados Unidos. Dónde se meterá Juan Guaidó después de esto, y todos los países occidentales que lo reconocieron, casi todos los mismos que hoy están armando a Ucrania en lugar de buscar la paz. Todos juegan a partir de esta crisis donde la geopolítica se dibuja una y otra vez a medida de las necesidades de cada uno. Y algunos necesitan seguridad, otros energía, otros alimentos, otros armamento, otros paz, otros tecnología, otros dólares y así podríamos seguir hasta el infinito.
En medio de este panorama y con Argentina en un momento clave de este Gobierno en la que se está definiendo la aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sorprendió el viaje relámpago del ministro Martín Guzmán a Houston, Texas, al encuentro del CERA Week 2022, uno de los eventos energéticos (junto al de San Petersburgo) más importante del mundo en donde mantendrá encuentros bilaterales con los presidentes y CEOs de algunas de las empresas energéticas de mayor envergadura a nivel mundial y que mantienen inversiones en la Argentina, como Total, Chevron, Shell y Equinor, y con otras que hay firmados entendimientos y memorandos a pesar que no estén todavía trabajando en el país.
Pero quizás no sea esta la principal actividad del ministro, ya que también tiene previsto reunirse con el subsecretario del departamento de Energía de los Estados Unidos, Andrew Light, y posteriormente, participará de un almuerzo con la secretaria de Energía de ese país, Jennifer Granholm. Lo acompañan entre otros funcionarios de su cartera, del BCRA y Cancillería y el ministro de Energía de Neuquén, Alejandro Monteiro. ¿A qué viene este detalle?
Argentina está decidida a jugar a fondo en esta oportunidad histórica que se le presenta y el yacimiento de Vaca Muerta es el elegido para hacer punta en esta negociación múltiple con los Estados Unidos. La decisión de viajar en este momento no tiene nada que ver con el panorama interno ni con el FMI (aunque todo se conecta, obvio) y de hecho hay una delegación de nuestro país en Washington en estos precisos momentos.
El objetivo de Guzmán, o para ser más claro del Presidente, Alberto Fernández, es otro. Vaca Muerta siempre fue la joya de la reina y hubo varios proyectos para encarrilar la situación económica desde allí, no de ahora, esto viene de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y Mauricio Macri, o sea hace 20 años. Pero la repentina partida de Guzmán en este preciso momento tiene por objetivo capitalizar la situación mundial y empatizar las necesidades de Argentina y de Estados Unidos.
Guzmán en sus reuniones con los funcionarios norteamericanos, y con los empresarios fuertes del sector, abordará la posibilidad del desembarco inmediato en el yacimiento neuquino de Vaca Muerta, de toda la capacidad parada (y eventualmente nuevas) que tiene el fracking en Texas. La misma sería en zonas nuevas y otras controladas por YPF para las que no tiene capacidad financiera de exploración ni extracción.
El planteo que llevará el argentino se basa en los actuales precios del barril de petróleo, entre 118 dólares en Texas y 121 dólares el Brent este miércoles, retrocediendo bastante de los 140 del martes, habida cuenta que Europa no se sumaría a los embargos de petróleo ruso que si hicieron Washington y Londres. Hay que recordar que Vladimir Putin, hombre fuerte de la OPEP+, había vaticinado que, si el embargo europeo llegara a concretarse, el precio del barril podría trepar hasta los 300 dólares por cada barril.
La ecuación es bastante simple en la negociación. Argentina no tiene dólares ni gas para los tiempos que vienen y a Estados Unidos le hace falta petróleo. Las ventajas mutuas son innegables y esa es una ventaja que quiere aprovechar con oportunismo político la Casa Rosada. Si sale todo bien, Estados Unidos tendría petróleo cerca, en el continente americano, y con empresas propias que le garantizan el accionar. Argentina por su parte se quedaría con el gas y con parte de los dólares a partir de la salida del combustible que harían las empresas y éstas manejarían los destinos de los barriles y la mayor parte de las divisas, en operaciones declaradas. Para Argentina el tema del gas es crucial ya que no solo tiene el gobierno tiene el problema de los subsidios y del tarifazo necesario, sino que las posibilidades de que haya escasez y que se tenga que racionar el gas es altamente probable para la temporada invernal.
Por otro lado, y esto sí combina con la negociación que se tiene con el Board del FMI, el aterrizaje de estas empresas norteamericanas, quizás formando un pull todas detrás de alguna de ellas, (no habría problemas ya que casi todas tienen ya papers firmados para entrar), sería en este momento un guiño interesante para una mejor predisposición del Fondo y una certeza concreta que el país pueda cumplir -a partir de morigerar con esta maniobra- parte de la insolvencia que ahora registra. Por eso viajó Guzmán.
Un país amigo de Estados Unidos pero que no es de Occidente, en concreto Japón también estaría interesado en ingresar ya que su situación entre los dos gigantes (China y Rusia) lo deja en una solitaria necesidad para su desarrollo del otro lado del Atlántico.
Y hablando de estos dos gigantes, más allá del actual conflicto bélico, Argentina tiene sumo interés en seguir negociando con todo el mundo más allá de las eventuales sanciones aplicadas o por aplicar, y esto sería como un bálsamo protector con quien siempre protesta, obviamente, quien pone las sanciones más duras, Estados Unidos. Sobre todo, que el Presidente viene de firmar opciones comerciales muy interesantes con la República Popular China, el competidor y enemigo más temible que tiene Estados Unidos. Veremos que sale de todo esto que ya está en marcha, movida audaz e inteligente de un gobierno que trata de mejorar el panorama a corto plazo. Un pleno a Vaca Muerta.