La legisladora del Frente de Todos (FdT), Victoria Montenegro, celebró el “Día del Coraje Civil”, que se conmemorará el próximo 30 de abril y es considerada la fecha en la que nacieron las Madres de Plaza de Mayo.
Lo hizo con un emotivo acto en el que le entregó una bandeja de reconocimiento a Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
El evento se desarrolló en el Salón Montevideo de la Legislatura porteña y asistieron estudiantes de diversas escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. Tanto Montenegro como Taty Almeida, al igual que los legisladores del Frente de Todos Javier Andrade y Claudio Morresi, dialogaron con los alumnos acerca de cómo fue el nacimiento de las Madres de Plaza de Mayo, su trayectoria en la lucha contra la impunidad, y la enorme actualidad y vigencia que tiene seguir bregando por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
El 30 de abril de 1977, catorce mujeres que se iban encontrando en Comisarías y Ministerios para buscar noticias sobre sus familiares desaparecidos decidieron reunirse en la Plaza de Mayo para hacer visible su reclamo. Obligadas a obedecer la orden policial de circular comenzaron a caminar de a dos, en círculos, y así comenzaron a dar forma a un símbolo de la resistencia al Terrorismo de Estado. El “Día del Coraje Civil” fue instituido el 30 de abril de 1996, a través de la ordenanza N°50.372, del entonces Concejo Deliberante.
El 30 de abril de 1977 Azucena Villaflor de De Vincenti, Berta Braverman, Haydée Castelú de García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin y dos mujeres más de las que no se conocen sus nombres se juntaron en la Plaza de Mayo intentando visibilizar el calvario que estaban atravesando. Rápidamente se dieron cuenta que el día elegido no era el adecuado y tras debatir decidieron que los días jueves a las 15:30 sería el día y la hora propicia para el encuentro.
Encuentro tras encuentro el número de madres iba en aumento y la decisión de circular vino de la voz de un policía que no les permitía las reunión de más de dos personas sentadas en los bancos apostados en la Plaza aludiendo el estado de sitio insaturado por el régimen.
Si bien el número de madres que se daban cita los jueves en la Plaza ya era suficiente como para notarlas, no fue hasta la peregrinación a la Basílica de Luján, en octubre de 1977, que decidieron colocarse un pañal de tela (recuerdo que cada una de ellas guardaba de su hijo o hija y que con el tiempo devino en pañuelo) sobre la cabeza para ir identificándose en la multitudinaria actividad religiosa.